22 mayo 2006

Una biodramina, por favor


Las Ketchup (salsa de tomate), con su canción sobre el Bloody Mary (zumo de tomate con vodka), han logrado un merecido vigésimo primer puesto de un total de veinticuatro en el afortunadamente ya finalizado festival de Eurovisión de este año. Debemos dar las gracias al público griego, civilizado donde los haya, por no haber correspondido con una lluvia de tomates, que era lo que pegaba en ese momento.

Creo que el problema principal ha radicado en que el jurado (es decir, Europa entera) no ha pillado el trasfondo de la letra: “Hubiera o hubiese habido / un buen vacilón /pintaba pluscuamperfecto / pero tu tiempo mira se terminó / la noche empieza de nuevo”. Está claro que quiere decir que… La canción quiere decir que… Está claro que Europa entera no ha pillado el trasfondo de la letra.

El autor de semejante galimatías es un tal “Queco”, apócope de “Qué-co…ñazo de canción”, el mismo que se inventó otra que decía “Aserejé a dejé” y que, por la coreografía, entiendo que debía estar diciendo algo así como “Tengo un Parkinson que debería figurar en el Guiness”. La coreografía del Bloody Mary también tenía lo suyo: me siento en la silla, me levanto de la silla, me vuelvo a sentar, ahora doy una vuelta, cruzo las piernas, me vuelvo a levantar y, total, para nada… Parecían funcionarias en plena jornada de trabajo… Y si a eso le añadimos el color rojo del escenario y el del vestuario de las cantantes, se hacía inevitable, según transcurría la canción, pedir “una biodramina, por favor”

Nuestros votos llegaron, fundamentalmente, de Andorra. Allí estaban todos nuestros deportistas y artistas de élite, a la salida del Banco, votando desde su teléfono móvil vía SMS (suma y sigue) que es lo suyo. También recibimos seis votos de Albania. Sí, sí, de Albania, un país en el que, según la Wikipedia, la mitad de la población se dedica a la agricultura. Será que se sintieron solidarios con el tomate…

Por último, el primer premio se lo llevó Finlandia (traducido “tierra del final”, porque están muy lejos, digo yo) cuyos representantes aparecieron con unas pintas que parecía que habían pasado toda la noche de farra con Massiel: “La, la, la… qué resaca más bestial”

Nuestro único consuelo es que, en la clasificación final, Francia, nuestro eterno rival, quedó peor que nosotros. Que no nos extrañe, eso sí, que este verano nos vuelvan a volcar los camiones de tomates en la frontera. Con más saña, si cabe…

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