Esta semana hemos sabido, a través de los informativos de Cuatro, que, preocupada por su sistema de seguridad interna, la banda terrorista ETA ha distribuido entre sus miembros un nuevo manual de instrucciones. Creo que se llama algo parecido a “Cómo ser terrorista y no morir en el intento, so inútil”.
Con este nuevo manual, si ahora usted quiere montar su propio comando, tan sólo tiene que ir a su Ikea Taberna más cercana y solicitar su pack. Si sigue las instrucciones paso a paso, el fabricante le garantiza que, al final, a su terrorista le faltará un tornillo, como a los profesionales. Si no, a usted le devuelven el dinero y al terrorista defectuoso lo extraditan a un país más o menos centroamericano…
El manual, aunque está en euskera, contiene órdenes muy sencillas para que hasta esta pandilla de chimpancés pueda entenderla. Por ejemplo: no utilizar los móviles personales, sólo las cabinas. Convendría, quizás, se me ocurre, que les advirtieran de la necesidad de hablar bajito, porque eso de planear un atentado con gente paseando a tu alrededor pues… no sé… yo, muy seguro no lo veo… Aparte de que ¿quién utiliza a estas alturas las cabinas de teléfonos? ¡Van a ser los únicos!... El Ministerio de Interior ya está pensando en premiar a Telefónica por su inestimable colaboración en la lucha antiterrorista…
También recomienda el manual seguir las órdenes siempre al pie de la letra. Parece ser que, o alguno les ha salido díscolo o, más probable, analfabeto. En relación con estas órdenes, insisten: si el mensaje dice “se lee y se destruye”, se lee y se destruye. Eso o, más acorde con su edad mental, yo les sugiero que a los mensajes les peguen una etiqueta que diga “Fran Perea el que lo lea”. Para mayor seguridad, digo…
Otro de los problemas que preocupa a la banda es la sospecha de ser perseguidos. Para eso, el manual también tiene solución: primero, comprobar que “no es paranoia” y, luego, preparar maniobras de despiste. O sea, que lo primero es llamar a tu psicoanalista… desde una cabina, claro:
“¿Está mi psiquiatra? Que se ponga…”
“Dígame...”
“Mire, doctor, que no se si me persiguen o es paranoia mía…”
“Descríbame los síntomas…”
“Pues yo creo que estoy rodeado de quince agentes de la policía francesa apuntándome con fusiles recortados…”
“Tiene toda la pinta de ser algo real… No pierda la calma… ¿Qué dice su manual al respecto?...”
“Fran Perea el que lo lea”
“Vale, ¿quiere que vaya contactando con su abogado?...”
Según todos los expertos consultados, la banda terrorista ya no recluta a sus jóvenes cachorros de la kale borroka: directamente ficha a los repetidores de la ESO…
Con este nuevo manual, si ahora usted quiere montar su propio comando, tan sólo tiene que ir a su Ikea Taberna más cercana y solicitar su pack. Si sigue las instrucciones paso a paso, el fabricante le garantiza que, al final, a su terrorista le faltará un tornillo, como a los profesionales. Si no, a usted le devuelven el dinero y al terrorista defectuoso lo extraditan a un país más o menos centroamericano…
El manual, aunque está en euskera, contiene órdenes muy sencillas para que hasta esta pandilla de chimpancés pueda entenderla. Por ejemplo: no utilizar los móviles personales, sólo las cabinas. Convendría, quizás, se me ocurre, que les advirtieran de la necesidad de hablar bajito, porque eso de planear un atentado con gente paseando a tu alrededor pues… no sé… yo, muy seguro no lo veo… Aparte de que ¿quién utiliza a estas alturas las cabinas de teléfonos? ¡Van a ser los únicos!... El Ministerio de Interior ya está pensando en premiar a Telefónica por su inestimable colaboración en la lucha antiterrorista…
También recomienda el manual seguir las órdenes siempre al pie de la letra. Parece ser que, o alguno les ha salido díscolo o, más probable, analfabeto. En relación con estas órdenes, insisten: si el mensaje dice “se lee y se destruye”, se lee y se destruye. Eso o, más acorde con su edad mental, yo les sugiero que a los mensajes les peguen una etiqueta que diga “Fran Perea el que lo lea”. Para mayor seguridad, digo…
Otro de los problemas que preocupa a la banda es la sospecha de ser perseguidos. Para eso, el manual también tiene solución: primero, comprobar que “no es paranoia” y, luego, preparar maniobras de despiste. O sea, que lo primero es llamar a tu psicoanalista… desde una cabina, claro:
“¿Está mi psiquiatra? Que se ponga…”
“Dígame...”
“Mire, doctor, que no se si me persiguen o es paranoia mía…”
“Descríbame los síntomas…”
“Pues yo creo que estoy rodeado de quince agentes de la policía francesa apuntándome con fusiles recortados…”
“Tiene toda la pinta de ser algo real… No pierda la calma… ¿Qué dice su manual al respecto?...”
“Fran Perea el que lo lea”
“Vale, ¿quiere que vaya contactando con su abogado?...”
Según todos los expertos consultados, la banda terrorista ya no recluta a sus jóvenes cachorros de la kale borroka: directamente ficha a los repetidores de la ESO…