Sólo los capullos, bien lo llama Dyhego, regalan flores que marchitan la pasión ante brillos de efímeras joyas. Decadentes las primeras, opulentas y aparentes las segundas aunque ambas desdibujan su insensibilidad. Falta tacto y diálogo, no así tu aforístico epílogo que es muerte entre flores para tan estúpido amante o marido. Algunas joyas roban bolsillos inquietos que huelen a pasiones muertas de mujeres florero. Qué capullo más descuidado. Una pena. d:´ Deicaludos
10 comentarios:
¡Ostras!, ¡vendió la pulsera para poder comprarle el ramo de flores!, qué generoso.
Eh... Sí... Exactamente... :-) :-) :-)
Seguro que la señora, desagradecida ella, le diría: "eres un capullo".
Eso, si le pilló de buenas. Si no...
Suele suceder.
Los pobres no tenemos esos problemas... ;-)
Sólo los capullos, bien lo llama Dyhego, regalan flores que marchitan la pasión ante brillos de efímeras joyas. Decadentes las primeras, opulentas y aparentes las segundas aunque ambas desdibujan su insensibilidad.
Falta tacto y diálogo, no así tu aforístico epílogo que es muerte entre flores para tan estúpido amante o marido.
Algunas joyas roban bolsillos inquietos que huelen a pasiones muertas de mujeres florero.
Qué capullo más descuidado.
Una pena. d:´
Deicaludos
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