El grafeno, ese gran desconocido

Anoche llegó mi cuñado a casa… (Vale, entiendo las carcajadas, pero tengan un poquito de paciencia, hombre, que todavía no he contado la desgracia completa…)

Anoche, digo, llegó mi cuñado a casa y, antes incluso de arrasar el frigorífico en busca de algo que cenar, sustituyó el educado “buenas noches” del común de los mortales por un directo y atropellado “le han dado el Nobel al grafeno”…

Yo, que ya había escuchado la noticia en la radio por la mañana, no entendí ni su nerviosismo ni su interés al respecto…

-Sí, ya lo sé. ¿Y?
-Que no sé lo que es el grafeno, que me lo expliques…
-Son las once de la noche…
-Prisa no tengo, la verdad. Pillo algo del frigorífico y me lo cuentas, ¿vale?, que tú de esas cosas raras de la Literatura entiendes bastante…

(…)

-¿Y ese repentino interés por la Literatura?, le pregunté mientras él se acomodaba con una variante del sándwich vegetal que consiste en que la mayonesa gotee hasta el sofá por tres de los cuatro lados del mismo.
-Mañana tengo cita con la callista y quiero deslumbrarla con mis conocimientos-, contestó…
-Callista… Tus conocimientos… Deslumbrarla… Joé, macho, qué moral…
-Bueno, ¿me lo cuentas o qué?...

Entonces le enseñé la fotografía que ilustra este post. Le expliqué que el grafeno no es más que una red que se colocará en las porterías de fútbol, que emitirá unas vibraciones que harán que sea más difícil marcar goles y que, por tanto, los partidos serán más emocionantes…

-¿Y por qué le han dado el Nobel de Literatura?
-Porque el invento está inspirado en la novela de Peter Handke “El miedo del portero al penalty”…
-¿Y por qué la red es azul y amarilla y no blanca como todas?
-Es un homenaje al Boca Juniors, que es con quien han probado el invento…
-¿Y tú crees que con eso deslumbraré a la callista?...
-En cuanto te quites los calcetines… Y ahora, si no te importa, me bajas la basura y te vas a tu casa, que necesitas estar descansado para tu cita… Ya me contarás… O mejor, no…