El carácter emprendedor de mi cuñado

Mi cuñado es un firme defensor del carácter emprendedor de las personas. Y no es que abomine de funcionarios y asalariados, no. Es que, por un lado, es incapaz de aprobar la más simple de las oposiciones (para cuando llegara a memorizar la Constitución Española seguro que ya habríamos aprobado otra nueva). Y, por otro lado, no aguanta más allá de dos preguntas en una entrevista de trabajo (después de “nombre y apellidos” le preguntan por su edad y él se levanta ofendido gritando “usted no es nadie para hurgar en mi vida personal”).

Así que, para poder subsistir (sobre todo los días en los que me niego a abrirle la puerta a la hora del almuerzo) debe recurrir a montar negocios por su cuenta.

Su última brillante idea ha sido la que ilustra este comentario: “Todocondón”.

Lo único que tengo claro, a la vista del cableado de la parte superior de la entrada, es que la factura de la luz no la va a pagar él.

Pero si me preguntas a qué se dedica, lo siento, no tengo ni idea. Te remito a la lectura detallada del cartel: “Preservativos, bromas y mucho más”.

Yo, por puro instinto de conservación mental, me niego a pedirle que me lo aclare. Si tú tienes alguna idea al respecto, te agradezco que la compartas con el resto de la Humanidad que contempla atónita el cartel y, obviamente, pasa de largo con, por qué no decirlo, cierto temor y una enorme dosis de desconfianza...