A diez minutos del final del partido, el Barça y la
Juve empatan a cero. Medio estadio empieza a rugir cuando la pelota se le pega
a los pies a Iniesta y éste avanza sorteando rivales en el centro del campo.
Golpea la bola a un espacio vacío entre los defensas rivales al que ya se
dirige Messi, que se hace con el esférico y corre en solitario hacia el área
contraria donde el portero se mueve nervioso sin saber muy bien qué hacer, si
salir o esperar la llegada del delantero.
Messi avanza sin rivales que se lo impidan. La
hinchada blaugrana ya canta el gol de la victoria. Messi corre. El banquillo
del Barça se levanta al completo. Messi, de repente, se detiene. El estadio enmudece.
Todo es silencio. Messi no se mueve…
Incrédulo, giro la cabeza a la izquierda y
compruebo que mi compañero de piso se ha levantado a por más cervezas y ha
dejado el mando de la PSP en el sofá.
2 comentarios:
¡Eso sí que es poder dirigir el partido!
Salu2 futboleros, Masclaro.
Eso es ser Dios... :-D
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