Lo bueno de comenzar el año en septiembre en vez de
en enero es que te libras del resacón de Nochevieja y de la comida familiar de
Año Nuevo, esa en la que no sabes si lo que estás metiéndote en la boca es
cordero o la caja donde traen las pizzas.
Lo bueno de comenzar el año en septiembre en vez de
en enero es que queda menos tiempo para el fiestón de Nochevieja.
Lo bueno de comenzar el año en septiembre en vez de
en enero es que no te tienes que preocupar de la cuesta de enero, tan sólo de
llegar a fin de mes.
Lo bueno de comenzar el año en septiembre en vez de
en enero es que puedo decir: “Continúa tú con la frase, que yo acabo de llegar
de vacaciones y estoy, como quien dice, aterrizando”. Así que:
Lo bueno de comenzar el año en septiembre en vez de
en enero es que…
(N. del A.:
La ilustración de la fotografía es de María Carmona y está incluida en mi libro
“Felicidades por tanto”)
5 comentarios:
Bienvenido a la jungla.
Bienvenido a la jungla.
:-)))
...Ya se puede pasear por la playa.
Tu libro, la ha puesto buen humor y "guasa" a mis vacaciones.
Saludos.
Me alegro mucho ;-)
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