El móvil ya no sonaba igual. Ni siquiera los tonos
que diferenciaban la llamada de teléfono del mensaje o del whatsapp. Parecía un
sonido como más triste, más apagado, más lacónico. Daba igual que eligiera otra
opción del menú Ajustes – Sonidos y notificaciones – Melodía de sonidos. Ya
podía ser el “Over the horizon” que aparece por defecto, el “Crossing a river”,
el “Dance party” o cualquiera de las otras veinticinco melodías. Todas sonaban
igual de grises, como si las corcheas hubieran perdido las ganas de vivir y las
semicorcheas aún no estuvieran lo suficientemente preparadas como para
sustituirlas en un trabajo de tanta responsabilidad.
Estuve consultando toda una tarde en Google por el
posible origen del problema y no di con nada que se le pareciera. Tecleaba
“melodías tristes móvil” y en el buscador me aparecían entradas que me ofrecían
más melodías tristes para descargarme. También me proponía, como quinta opción,
un enlace a la serie “Mar de plástico” de Antena 3, no me digas por qué, míralo
tú mismo si no te lo crees…
Hice una consulta en Yahoo Respuestas y sólo recibí
varios insultos y dos proposiciones para alegrarme el día firmadas por sendos
nicks que no supe identificar como masculinos ni como femeninos.
Hice también la misma consulta en Forocoches y sólo
recibí varios insultos y dos proposiciones para tunearme la moto firmadas por
sendos nicks que tampoco supe identificar como masculinos ni como femeninos.
Probé de todo: aumentar la tarifa de datos a cuatro
gigas, hacerme seguidor de El Mundo Today en la app de Twitter, ponerle una
carcasa con una ilustración de Moderna de Pueblo… Nada daba resultado.
Anoche me desperté sobresaltado. Había tenido una
visión (llámalo visión, llámalo pesadilla). Me puse las gafas, cogí el móvil de
la mesilla, entré en Whatsapp – Contactos, busqué en el listado el nombre de mi
cuñado (más concretamente, “Cuñado Cabr**”) y le bloqueé. Sin miramientos ni
explicaciones previas. No eran horas. Desde entonces, no sólo el móvil ha
vuelto a recuperar su tono jovial de siempre, sino que ahora me resulta
agradable hasta el ruido de un portazo.
2 comentarios:
Los cuñados, es que estropean todo lo que tocan...
¡Qué cruz! (y no la tuya...)
Una gota malaya es lo que son... Bendita sequía... ;-)
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