(Puedes leer la
primera parte AQUÍ)
Ordenando los cajones
y pertenencias de su difunto marido, la mujer se topa con un libro en la
mesilla de noche. “Cerrado por defunción” se titula.
La crueldad del
destino, dice en voz alta. Y con un atisbo de humor negro, añade: porque ya no
lo abrirá…
Ella, sin embargo, sí
lo abre. Por las primeras páginas. Hasta toparse con la dedicatoria manuscrita
del autor:
“Para Juan. Tus
amigos no te olvidan. Supongo”.
2 comentarios:
A mí me da que esto que tú escribes es como aquél que llegando otra vez tarde a la oficina le dijo el jefe:
—Pero hombre, Martínez, otra vez se le ha muerto su madre....¿?
:))´
Esto tiene mucha más enjundia, hombrepodios, que hasta está la Feria del Libro de por medio... ;-)
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