21 septiembre 2018

#BEERNES 83 – SÍNDROME DE DIÓGENES






La ventaja de ser su secretario es que tenía acceso a todos sus documentos, archivos y libros. Había confiado en mí el orden de su caos creativo y la gestión de su agenda.

Una tarde, mientras él paseaba por los alrededores de su chalé, entré en su despacho. Rebusqué en la papelera y encontré un papel arrugado donde se podía leer una frase:

Ninguno de los dos notó su llegada.

Podría ser el comienzo frustrado de una novela o relato. Seguí curioseando y saqué otra bola de papel. Decía:

Llevaba semanas deseando llevarte bajo aquel árbol y justo a aquella hora.

¿Otro inicio descartado? ¿Parte de su diario?... En la papelera había más bolas y mi curiosidad seguía en aumento…

Apenas tuve tiempo de ver tu sien ensangrentada cuando sonó el segundo disparo, esta vez dirigido a mí.

Parecían frases sin sentido. ¿Ejercicios de estilo?...

Era la primera vez que le pedía prestado el coche a mi padre.

Me estaba divirtiendo. Cada frase prometía una gran historia. Pero todas habían acabado arrugadas en la papelera. Aún había dos más…

Nos besamos aún con el motor encendido.

Quizás esta frase tuviera alguna relación con la anterior… La última bola de papel contenía esta frase:

La noche recobró el silencio perdido.

A diferencia de las anteriores, esta podría significar el final de una historia. ¿Qué pasaría si juntara las seis frases? ¿Podrían componer un microrrelato ordenadas de una determinada manera?...

2 comentarios:

d:D´ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alís dijo...


Quizá incluso más de una, según el orden. Me entretuve un buen rato jugando con las diferentes posibilidades!!

Y no deja de rondarme un misterio aún mayor: las palabras de un muerto en la papelera (salvo que el disparo haya sido fallido). ¿Tendrá que ver con que los cadáveres hablan? Como ves, no sólo quiero que sean las partes de un relato, sino que sea autobiográfico.

Muy bueno. Gracias

Un abrazo