30 junio 2020

El final está cerca #186


De repente, le empezaron a fallar las piernas y tuvo que usar bastón. De repente, le empezó a fallar el oído y tuvo que usar sonotone. De repente, le empezó a fallar el corazón y tuvo que usar marcapasos….

De repente, le empezaron a doler las articulaciones, la cabeza. De repente, empezó a fallarle la memoria. De repente, un catarro se convertía en neumonía y tenía que ingresar de urgencia en el hospital…

“Si esto”, se lamentaba, “me pasa ahora que tengo noventa y tres años, ¿cómo será cuando me llegue la vejez?”...


4 comentarios:

Alís dijo...


La actitud no le falla todavía. Bien por él!!

Mi ex dice que si a partir de los 50 no te duele nada es que estás muerto. Ahora le creo.

Besos

d:D´ dijo...

Alguien dijo que hay dos tipos de personas en el mundo, a los que le duele la espalda y a los que le dolerá.
Los extraños casos como ése, por su singularidad, son como las supernovas, brillan por su distante ausencia. Un universo de posibilidades finita...¿Continuará?

Ernesto Mate dijo...

Y lo peor es que ningún amigo de la infancia llamaba para preguntar por él...
Saludos

Más claro, agua dijo...

Ya firmaba yo...