Carta abierta de mi cuñado a Ruiz Mateos

Mi cuñado, que piensa que una “carta abierta” es aquella que se mete en un sobre pero no se cierra, le ha escrito una a Ruiz Mateos. No me he resistido a publicarla aquí. Eso sí, para evitar confrontaciones con la justicia (por si hay menores leyendo) o con la Real Academia de la Lengua, he eliminado los párrafos más escabrosos y he corregido las faltas de ortografía (lo que, todo sea dicho, me ha llevado más de media hora).

Dice, más o menos, así:

Querido Señor Don Ruiz Mateos:

Ayer, como cada mañana, me pasé por Elcorteinglés para leer el periódico gratis y vi las cartas que usted le había enviado a un tal Emilio Botín, al parecer residente en Santander, y que no sé quién es.

Leí que le contaba que usted tiene seis hijos inmejorables. Desconozco si tiene más hijos de peor calidad, pero al menos a esos seis les envidio pues yo soy hijo único (mi hermana no cuenta).

Luego, también le contaba al tal Don Emilio que los tiempos no están para invertir, sino para recoger.

Y, por último, antes de que me pillara el dependiente de Elcorteinglés y me echara del expositor de prensa, pude también leer que usted le ofrecía al susodicho su producción completa de brandy.

A la vista de todo lo cual, me permito escribirle estas líneas para pedirle y suplicarle que me recoja. Que no hace falta que invierta en mí: sólo que me recoja. Yo también soy inmejorable, se lo aseguro, y estoy convencido de que me llevaré muy bien con sus seis hijos.

Y en cuanto al brandy, ahórrese el envío a Santander. Yo me hago cargo. Déjeme a mano la llave del mueble bar y no tendrá que preocuparse más de ese asunto si tanto le incomoda como para querer deshacerse de él.

A la espera de sus buenas noticias, reciba un saludo muy fuerte.