Mi cuñado se me planta delante. En una mano lleva una lata de cerveza que acaba de robar de mi frigorífico. En la otra lleva dos corbatas que acaba de robar de mi armario.
“¿Cuál me pongo el domingo?”, me pregunta… Sigue obsesionado con el acto de “jura del cargo” de presidente de mesa electoral…
“Ponte la cerveza”, le contesto. “Te hará falta…”
Se enfada y me dice que no tengo capacidad mental suficiente para valorar, “en su justa medida”, la trascendencia del puesto que va a ocupar el domingo “y, a partir de ahí, los próximos cuatro años”.
Le digo que sí, que vale, pero que deje de hacer aspavientos con los brazos, que está pringando de cerveza las corbatas… Las mira concentrado (y soy muy generoso calificando a mi cuñado de “concentrado”) y decide que el domingo se pondrá “ésta, que está menos manchada de cerveza”.
“Ahora”, prosigue cual gota malaya, “necesitaré un himno…”
A punto estoy de abrirle los ojos y revelarle que su puesto de presidente de mesa electoral no es un cargo, sino un marrón del que todo el mundo intenta escaquearse, que va a tener que estar pringando desde las ocho de la mañana hasta las doce de la noche, como mínimo… Da igual. Antes de que yo pueda abrir el pico, él interpreta a su manera mi gesto e insiste:
“Sí, hombre. Todos tienen su himno… El pepé: tirí-tirí-tiriririrí… El pesoe: ni-no---nino-nanino-nanino… Yo también necesito un himno…”
Y antes de que acabe con las existencias de cerveza de mi frigorífico, le propongo “¿Y por qué no el Mesías de Haendel?”. “¿De Jendel?”, pregunta. “¿Y ese quién es? ¿Un rapero?”. “Un clásico”, respondo con paciencia infinita… “¡Un rapero clásico!... ¡Me gusta! ¿Me puedes bajar de Internet la canción?...”
Si yo tuviera la absoluta certeza de que, de esa manera, tenía lejos de mí a mi cuñado durante toda una legislatura, le bajaba la ‘canción’ desde el mismísimo ordenador personal de la ministra Sinde… Y me tiraba los cuatro años cantando “¡A-leluya! ¡A-leluya! ¡Ale-e-luyá!”…
(((Mientras tanto, en todas las plazas de España, miles de personas acampan bajo el mismo lema: “No tenemos miedo”. No tenéis miedo, no… Pero, con mi cuñado de por medio, vais a empezar a tenerlo, que lo sepáis…)))
9 comentarios:
¡Jua!, ¡Jua!...Me ha hecho gracia lo de la Sinde.
yo sería tu cuñao, si me comprendieras, te dejases convencer y me tuvieras llenita la nevera de Cruzcampo.
El domingo iré a votar y después, veré a Chelito, pondremos la tele esperando el escrutinio como el que ve a la Virgen del Pilar. Democracia Real, ¡Ya!
Buenísimo
MÁS CLARO:
¡Seguro que alguien se lleva el papel higiénico a su casa! Y eso que el otro papel es incomodísimo para esos menesteres...
A ver si con tanta cerveza tu cuñado se equivoca en el recuento y les da más votos de más a quienes no se debe...
Salu2.
Creo que tu cuñado debería vestirse de Napoleón Bonaparte,te imaginas que cara pondrían los de la mesa electoral?es el traje que más le pega.y después se debía pasar por la acampada del sol y decir., aquí está el líder que estaís buscando,prepararme una cerveza y unas gambas que empiezo a gobernar ya mismo.Besos de sol.
A mí como himno se me ocurre aquella de "¿Qué será sera" What happen will be...
Que usted lo vote bien. :-)
no te imaginas a tu cuñao de presidente del gobierno............jajajjajjja
lo que nos ibamos a reir todos.........y tu mas.........cuando estes en la casa que vive zapatero tomandote unas birras que pagamos todos...........ajajjajajjaj
Genial todo, pero no me había fijado en la foto, entre tanto papel higiénico hay uno que funciona de veras. Los demás son demasiado parecidos al del elefante que había en casa cuando era pequeño.
Qué bueno eres, jodío... Ya tienes mi voto, hala.
Amigos, qué suerte tenéis de poder seguir las andanzas ed mi cuñado desde una distancia segura. No como yo... ;-)))
Gracias a todos por vuestras aportaciones.
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