04 noviembre 2016

#BEERNES 10 - EL JARDÍN DE LAS DELICIAS


Mi cuñado presume de ser el propietario, junto a su chalet adosado, de un enorme jardín. Algunos que lo han visto lo definen como “un campo de fútbol-sala pequeño y muy descuidado”. Son sus presuntos amigos. Los vecinos, mucho más imparciales y objetivos, lo tachan abiertamente de “escombrera”, y afirman que, si buscas en Google “Síndrome de Diógenes” y pinchas en la opción “Imágenes”, lo primero que te sale es el exterior de la casa de mi cuñado.

Allí almacena recuerdos de familia: una silla de ruedas, ya sin ruedas, que perteneció a su abuela, quien dejó de caminar el día que entró en su casa el televisor; el horno en que se suicidó metiendo la cabeza su tío; la bicicleta que le hizo su padre con las ruedas de ya os imagináis dónde; un armario ropero en cuyo interior hay más vida animal que en todos los documentales juntos del National Geographic; una bañera repleta de ropa “que ya no usamos y que tenemos que llevar un día de estos a Cáritas” y cuyas tallas, por la pinta, bien podrían estar escritas en números romanos; una antena parabólica oxidada con la que su padre veía los partidos de fútbol en un canal de pago y cuando se cansó de ver perder a su equipo la utilizó para hacer paellas los domingos…
 
Sólo fui una vez a celebrar la Nochebuena a su casa. No hacía mal tiempo y tuvo la insensata ocurrencia de preparar la mesa en el jardín. Sin la iluminación de unos focos que, obviamente, llevaban años fundidos. Sólo con velas...

Os ahorraré los detalles: mientras mi cuñado, botella de cava en mano (él no entiende el concepto “copa” o “vaso”), gritaba “¡Feliz Navidad!”, yo iba preguntando a los presentes “¿Truco o Trato?”. No sé si me explico…


3 comentarios:

d:D´ dijo...

!Qué estómago¡
Al tuyo refiérome, claro

Más claro, agua dijo...

¡Y qué paciencia!... El cielo ganado, te lo aseguro. ;-)

Dyhego dijo...

¡Lo que has tenido que pasar, Edu!