16 diciembre 2016

#BEERNES 16 - CAMINANTE, NO HAY CAMINO


“Todos estamos solos en los espejos” (María Zaragoza)

Me fui a Vilamoura, en el Algarve, para esconderme. Huía de mis miedos, de mis mañanas y de mis pasado mañanas, de la tristeza de los lunes, del anodino gris de los miércoles y de la falsa algarabía de los jueves. Crucé la frontera como quien atraviesa un espejo rememorando sus lecturas de infancia y tratando de encontrar un país de las maravillas al otro lado. Pero allí no había conejos con chistera y reloj de bolsillo en mano. Por no haber, no había ni prisas. Nadie llegaba tarde a ningún sitio pero tampoco nadie celebraba los no cumpleaños. Llegué a la conclusión de que, en vez de al otro lado de un espejo, tan sólo había cruzado al otro lado de un puente.

Sin embargo, la realidad, azarosa como un cuento de Paul Auster, quiso llevarme hasta la rua da Botelha, dónde si no… La puerta abierta del Patacas Bar me facilitó el tomar una decisión sobre dónde entrar. Pedí una Super Bock. A pesar de estar la barra prácticamente llena, creí verme a mí mismo en la otra punta. La misma ropa, el mismo corte de pelo, las mismas gafas… Bebía una Sagres y escribía algo en el móvil, no sé sí un mensaje, un whatsapp o una idea para un microrrelato en el bloc de notas.

Miré mi propio móvil. No tenía ningún mensaje, no había recibido ningún whatsapp pero en el bloc de notas descubrí una nueva entrada que yo no había escrito. Estaba en portugués y, más o menos traducida, venía a decir lo siguiente:

Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí. Sólo unos pocos encuentran el camino, otros no lo reconocen cuando lo encuentran, otros ni siquiera quieren encontrarlo.

Levanté la vista y vi como mi otro yo se iba difuminando hasta quedar solamente su sonrisa. Ya no tenía duda alguna de que se trataba del gato de Cheshire disfrazado de mí mismo. Ya no tenía duda de que, efectivamente, no había cruzado un puente sino un espejo. Sólo me quedaba ya encontrar mi propio camino.

Lo que sucedió después estará escrito en otros cuentos.


4 comentarios:

Juan L. Trujillo dijo...

Me quito el sombrero, amigo. Acostumbrado a tus entradas con sabor a greguerías, me encuentro con este relato digno de cualquier antología.
Enhorabuena.
Saludos.

Más claro, agua dijo...

Abrumado por el piropo. Muchas gracias ;-)

Dyhego dijo...

Pues, a ponerse en marcha.
Salu2, Masclaro.

Más claro, agua dijo...

;-)