Después de las cuatro
semanas preceptivas, acudió al hospital a que le retiraran la escayola del
brazo. Las radiografías indicaban que estaba perfectamente recuperado de la
rotura del radio. Podía mover sin dolor la muñeca, pero el brazo era
notablemente más delgado que el otro. Los médicos le tranquilizaron diciéndole
que eso era algo normal, y que recuperaría la musculatura en poco tiempo sin
necesidad de realizar ningún tipo de rehabilitación específica.
Esa noche, cuando
volvió a coger el bolígrafo después de un mes de inactividad y retomó el
argumento de su novela, lo primero que escribió fue el asesinato del personaje
al que más cariño tenía. No sabía qué estaba pasando. Él no quería escribir lo
que estaba escribiendo. Su mano, su brazo, su muñeca, se comportaban de manera
autónoma. No podía dejar de escribir y de asesinar a personajes.
Y lo peor de todo era
que su traumatólogo no volvía a pasar consulta hasta después del fin de semana…
3 comentarios:
Eso sí que es un viernes negro.
Saludos.
Es a causa (y por culpa) del radio que le hizo perder la cabeza
y enflaquecer el brazo. Insospechadas debilidades
Todo(a) un(a) trauma
Saúde :|´
Un viernes negro repleto de tra(u)mas :-)
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