Doscientos heridos,
ciento veinte contusionados y más de treinta personas ingresadas en Urgencias
en estado de enajenación mental es el balance provisional tras los altercados
producidos al inicio de la primera sesión del ciclo Los Mejores Diálogos de “El
Gordo y El Flaco”.
Según testigos
presenciales, la batalla campal desencadenada ayer en la sala principal del
Cine K tuvo como origen la aparición en pantalla de dos críticos de arte en vez
de los esperados Laurel y Hardy.
En la proyección, los
dos críticos se presentaban como admiradores de las obras de Fernando Botero y
Alberto Giacometti, respectivamente, e ironizaban, en su primer diálogo, sobre la
falta de criterio estético en la elección de las formas en Modigliani:
—Es un quiero y no
puedo eso de pintar gordos alargados…
—Parecen caricaturas
de El Greco…
Al grito de “¡El
color mató al cine en blanco y negro!”, un grupo de alterados cinéfilos comenzó
a arrojar contra la pantalla botes de pintura blanca y negra. A ellos se unió
otro grupo que gritaba “¡La palabra mató al cine mudo!” y lanzaba al aire tomos
del María Moliner con las páginas arrancadas. En medio del caos, también
mezclados entre los asistentes, una docena de monologuistas improvisaban
chistes sobre los acomodadores en los cines X y dos ancianos disfrazados de Harold
Lloyd intentaban quemarse a lo bonzo el uno al otro persiguiéndose por toda la
sala.
Hasta la llegada de
la policía, tan sólo un joven bibliotecario trató de imponer la calma y el
silencio pero, a la vista de su escaso éxito, aprovechó la confusión para subir
al escenario y apuntar unos pasos de baile del número central del musical “Billy
Elliot”.
Mientras tanto, en la
última fila del cine, ajenos a la algarada, una pareja de enamorados comentaban
embelesados la lista de conservantes de su bolsa de palomitas.
Al cierre de esta
edición, fuentes oficiales admitían que estaban barajando la posibilidad de convertir
los Cines K en una nueva sede del Museo Guggenheim aprovechando el estado de
absoluta deformación en que habían quedado las estructuras del edificio.
4 comentarios:
Merecido y brillante homenaje, como se merece el genial periodista, que nos deja un poco huérfanos de humor y sensatez.
¿Que será de sus Blasillos, o lo que es lo mismo, que será de nosotros sin su necesaria lucidez?
Un abrazo.
Era un visionario, por lo que no pasaría nada si empiezan a reeditar sus viñetas de hace veinte años. Serían de vigente actualidad, seguro. Porque no aprendemos. Y mira que con maestros como Forges lo tenemos fácil...
Menudo pifostio. ¿Se acepta pifostio? Saludos.
Pifostio es un gran palabro. Y tremendamente gráfico. ¡Bravo!
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