Desde pequeño supe
que la letra N generaba cierta desconfianza en sus compañeras B y P, quienes no
querían verla ni en pintura detrás suyo (supongo que la tenían asociada a
palabras de las que es mejor huir, como Necrológica o Nauseabundo…)
Mi extrañeza se
produjo cuando, hace unos días, leyendo “A puerta cerrada”, el último poemario
de Luis García Montero, editado por Visor Libros, comprobé que también las
vocales huían de la N de una manera nada metafórica, sino poniendo preventivos espacios
en blanco de por medio.
¿En un libro de
poemas? ¿Las vocales? Pensé en Neruda, Nooteboom, Novalis o Núñez… Poetas cuyo
apellido comenzaba por N y que ya habían publicado en Visor sin que ninguna
vocal se hubiera rebelado ante su presencia…
Le escribí un correo
electrónico a Chus Visor, el editor, preguntándole si había tenido algún
percance últimamente con la letra N, algo que diera pie a entender el extraño
comportamiento de las vocales. Su respuesta fue tan escueta como aclaratoria.
Contestó:
—N o
Pensé en devolver el
libro o cambiarlo por otro de la editorial Hiperión, el de Valeria Correa Fiz,
por ejemplo, que no parecía tener conflicto alguno entre consonantes y vocales.
Sin embargo, me topé con el poema Cuenta atrás y decidí que aquel libro, con
sus conflictos entre letras y con la posibilidad latente de contagiar al resto
de mi biblioteca, se quedaría conmigo para siempre.
5 comentarios:
Es increíble, Contingentes no necesarios
No somos naide
Amanece que no es poco... ;-)
(la página no tiene desperdicio alguno)
Sublime, y con n
Ese poema,sólo, bien merece que ese amigue con los demás libros de tu biblioteca.
!Que no pasa n a!
Saludos.
La ene es muy suya.
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