Llevaban nueve meses anunciándolo y, por fin, esta semana se ha producido la noticia. ¿El nacimiento de la Infanta Sofía? No, la detención de Isabel Pantoja. Y es que éramos ya muchos los que sospechábamos que el Pollo a la Cantora tenía que ser delito…
Hay quien dice que la detención se ha producido ahora para tapar la polémica que se ha montado con las listas electorales de los batasunos, pero ese razonamiento es como el tanga: que se queda corto. Yo estoy convencido de que han estado esperando hasta que el etarra De Juana ha finalizado su huelga de hambre y ha sido trasladado al País Vasco. Imagínense, si no, la imagen que iban a dar las instituciones penitenciarias si al chalado del Chaos le da por cantar eso de “¡qué bien, qué bien, hoy comemos con Isabel!”…
Quien más se ha alegrado por la detención parece que ha sido Farruquito, que no tenía quien le cantara en Alhaurín y ya está cerrando una gira de conciertos por los distintos módulos de la cárcel. Incluso ha hablado con el abogado Rodríguez Menéndez, que también duerme por allí, para que les lleve el tema de los contratos y les gestione las entrevistas en la emisora de la prisión. Los del programa “Barrote de grana y oro” sueñan con el especial que podrán hacerle a la folclórica…
“¡Isabel, cántanos algo, hija!”
“Carcelero de luces…”
“¡Otra, otra, otra…!”
“Yo… soy… presa…”
Al final, ya lo verán, la Pantoja no irá a la cárcel. Piénsenlo por un momento: cuando murió Rocío Jurado, dejó vacante el título de “la más grande”; la Pantoja lo cogió, se lo probó y dijo mirándose al espejo “pues no me queda tan mal” (su hijo pensó que se refería al bigote y desde entonces no ha levantado cabeza el chaval); en definitiva, que si ahora la encarcelan, ¿en quién recae el título? Sólo tenemos dos opciones: Marujita Díaz o Falete… Ustedes verán… Yo, por si acaso, ya me he empadronado en Alhucemas, que está lo bastante lejos y es famosa por sus plantas… medicinales.
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