25 enero 2013

21 enero 2013

¿Quién no tiene un cuñado?




José Gómez es el nombre de la persona que está detrás de “Las lecturas”, un ameno blog de reseñas literarias, y que ha tenido a bien publicar una crítica de mis “Cuñados anónimos”. Disfruten:

Ironía es la mejor definición de esta novela, quien no ha criticado a su cuñado, quien no ha echado unas risas recordando momentos que en principio te han en muchos casos vergüenza ajena, pero que luego has echado unas sonrisas recordándolas.

Simplemente y llanamente es lo que contiene todas y cada una de las páginas que tiene este libro, Eduardo no ha buscado otra cosa que no sea la diversión y ese momento de relajación que todos necesitamos en algún momento de la vida y del día a día, que mejor que refugiarse en un libro en el que no tenemos que pensar ni devanarnos la cabeza con historias ni desarrollos sesudos.

Un lenguaje con el que demuestra que no se tiene que ir por la vida como catedrático de la lengua con el uso de palabras que para el lector en muchísimas ocasiones son incomprensibles y que si también hay que reconocer que debemos buscarlas y que la riqueza de un pueblo está en su lenguaje, pero de ese tipo de libros hay muchos y muy buenos, pero campechanos y sencillos que se puedan catalogar de agradables y sinceros con una sonrisa en la boca en muchísimas de sus páginas, pocos.

Sigue leyendo aquí.

04 enero 2013

Microrrelatos Express #139 a #147 (Especial Niños)



#139
De los cuatro amigos, sólo uno se atrevió a imitar a Superman. Desde entonces, ninguno de los tres quiere subir a la azotea.


#140 
En la residencia, el anciano se abrazaba a su osito de peluche como queriendo pedir una segunda oportunidad.


 #141
Blancanieves, Cenicienta, Pocahontas, Sirenita, Laura la del tercero izquierda...


 #142
“Yo, cuando sea mayor, seré bombero”, exclamó con un mechero en la mano...


#143 
Los tres pastorcillos nunca confesaron que se les había aparecido la Virgen por miedo al castigo. Tenían prohibido hablar con extraños.


#144
Mató al secuestrador y liberó a los rehenes. Cuando iba a ser condecorado, su madre le gritó desde la cocina. La cena estaba lista.


 #145
Cada año, cuando llegaba el 19 de marzo, en el colegio preparaba un regalo para su tío el cura.


 #146
En el parque gorjea atronador un ejército de palomas hambrientas. Esparcidos por entre los columpios, restos de sangre y ropa infantil...


 #147
Entró al recinto de Eurodisney completamente fascinado. Tanto que ni siquiera advirtió que se dejaba olvidado a su hijo en las taquillas.