27 julio 2018

#BEERNES 79 – CURSOS DE VERANO



En El Escorial, tradicional sede de los cursos de verano que convoca anualmente la Universidad Complutense, no daban crédito. Después de más de veinte años, y una media de cinco mil alumnos por año, era la primera vez que un curso contaba tan sólo con dos matriculados. El estupor fue mayor cuando se supo que el título del mismo era “Técnicas Infalibles de Movilización de Masas”.
Nuestro equipo de investigación, compuesto por un repartidor de pizzas jubilado y su vieja motocicleta, ha logrado descubrir la identidad de los dos matriculados. Se trata de un matrimonio alemán de viaje de placer por nuestro país.
Nuestro equipo de redacción, compuesto por el mismo repartidor de pizzas jubilado y una vieja grabadora que compró tras vender la motocicleta, ha conseguido mantener una entrevista en exclusiva con los protagonistas de la noticia:
—Ustedes hablan muy raro. Tienen pinta de alemanes…
—¿…?
—¿A ustedes les importa que nos veamos un poco más tarde y, mientras, yo resuelvo unos problemillas de intendencia?
—¿…?
Horas más tarde, nuestro equipo de redacción ha contratado los servicios de un equipo de traducción compuesto por el camarero de uno de los bares del pueblo y un viejo diccionario español-alemán / alemán-español. Así, retoman la entrevista:
—¿Qué les motivó a matricularse en este curso?
—Vinimos a España con la intención de ingresar por un mes en la clínica Buchinger de Marbella. Para bajar unos kilitos, ya sabe… Pero, al llegar a una rotonda en construcción a las afueras de Segovia, el GPS se volvió loco y no supo indicarnos la continuación de la ruta. Suerte que, cuando llegamos a una gasolinera para preguntar, nos encontramos con un cartel que anunciaba un curso de verano sobre “movilización de masas”. Y nos quedamos.
—¿Y ese interés por una temática tan compleja?
—El traductor digital que lleva incorporado el GPS también se volvió loco y equiparó “movilización de masas” con “reducción de masa corporal”, “aerobic” y términos similares, que era lo que veníamos buscando a España…
—¿Y qué piensan hacer ahora?
—En primer lugar, pedir que nos devuelvan el dinero de la matrícula, por supuesto. Y después, tenemos pensado preguntar por entre los alumnos de otros cursos si hay alguno de Marbella que nos pueda llevar hasta allí…

20 julio 2018

#BEERNES 78 – EL DURO NEGOCIO DE LAS FRASES HECHAS



José María Palmar de Troya, natural de Quintanilla del Enésimo Dominó, fue detenido en la madrugada de ayer en su domicilio acusado del delito de fabricación y manipulación de frases hechas falsas. Concretamente, la frase que motivó su detención fue: “la realidad supera a la ficción”.
Según fuentes policiales, minutos antes de la medianoche se presentó en comisaría Justo Tócame Roque, gerente de la empresa FRAMASA (Frases Manidas, Sociedad Anónima), para presentar denuncia por falsedad manifiesta contra el presunto creador Palmar de Troya. Para sustentar su acusación, Tócame Roque presentó una foto-finish en la que, siempre según fuentes policiales, podía apreciarse claramente que la ficción “le sacaba como mínimo media cabeza a la realidad” y que, por tanto, la frase “la realidad supera a la ficción” era completamente falsa.
Horas más tarde, era el propio Tócame Roque quien, a través de un comunicado remitido a los medios de comunicación, explicaba los motivos de su denuncia. Este es un extracto del mismo:
“Si bien es cierto que no pueden ponerse puertas al campo, no lo es menos que no todo el monte es orégano. Por eso, con esta denuncia he querido poner los puntos sobre las íes y descubrir el pastel de alguien que tiene más cuento que Calleja y quiere dárnosla con queso.
Estoy dispuesto a mover Roma con Santiago y, si es necesario, a tirar la casa por la ventana hasta desenmascarar a ese impostor que se dedica a hacer el primo y a mear fuera del tiesto restando credibilidad a los profesionales de las frases manidas que llevamos años en el candelero.
A este presunto inventor de frases hechas se le ve el plumero, pero va a morder el polvo. Todos sabemos que la justicia es ciega, pero la policía no es tonta y el movimiento se demuestra andando. Si no cortamos de raíz este intrusismo desbocado, apaga y vámonos”.
Tócame Roque lleva al frente de la empresa FRAMASA más de treinta años y es el distribuidor oficial de frases hechas para reconocidos políticos, empresarios, deportistas y presentadores de programas de televisión y radio.

13 julio 2018

#BEERNES 77 – CONFESIÓN



Mi marido te roba libros, dice. Sabe que escribes para esa revista, que te los mandan por correo. Cada día procura llegar del trabajo un rato antes que tú, mira tu buzón y, si descubre un sobre grande, lo coge y se lo lleva a casa. Seguro que has echado en falta muchos en los últimos meses. La buena noticia es que, mientras lee, está entretenido.
Apaga el cigarrillo en el cenicero de la mesilla de noche, se incorpora y busca por el suelo su ropa interior.

06 julio 2018

#BEERNES 76 – A LA MIERDA PAUL AUSTER



En la mesa de al lado, se sienta una chica y saca de su bolso el libro “El palacio de la luna” de Paul Auster, que deja junto al café que acaban de servirle. Mira hacia mi mesa y ve que yo también tengo un libro de Paul Auster, “Creía que mi padre era Dios”, sobre mi mesa. Sonríe disimuladamente sospechando que yo también estoy esperando a mi cita a ciegas.
Pasa el tiempo y mi cita no aparece. La suya tampoco. Pide otro café. Yo, otra cerveza. Mira la hora en el móvil. Yo lo hago en el reloj que hay en la pared, encima de la barra. Habla con una amiga. Yo miro por la ventana.
Una hora después, ella podría levantarse de la mesa, acercarse a la mía y, con la excusa de los dos libros, comentar la coincidencia, todo muy austeriano, sentarse, ponernos a charlar, reírnos, pedir más cervezas, ya no es hora de café, rozarnos las manos de manera tan casual como intencionada, reírnos más, pedir la cuenta, salir del bar, pasear y planear si en su casa o en la mía.
Sin embargo, una hora después, pide la cuenta, paga, se levanta, coge el bolso y se va sin siquiera dirigirme una mirada cómplice. Sobre la mesa queda su libro de Paul Auster. Miro de nuevo el reloj de la pared. Suspiro y hago lo mismo que ella.