31 julio 2017

Diccionario de Verano - U



UFANO
Culo satisfecho, alegre, contento.


ULULAR
Acción y efecto de emitir gritos y alaridos que, invariablemente, se cuelan por la ventana abierta de tu apartamento en cuanto coges el sueño.


ÚLTIMA
Dícese de la tumbona que alquila aquel que iba caminando hacia la playa justo delante de ti


UP
Indicación en las cajas de embalaje que, cuanto más frágil sea su contenido, más significa “abajo”


URTAR
Robar la letra “hache”


UY
Interjección utilizada por el copiloto para indicar que ya has rozado el coche con la columna del garaje.

28 julio 2017

Diccionario de Verano - T



TANGAR
Robarle tela a un bañador femenino.


TAPICERÍA
Destinatario último de las vomitonas del niño en el coche camino de la playa. Cuanto más nuevo el coche, más destinatario.


TEXTOSTERONA
Hormona producida por la lectura de libros que tiene por función el desarrollo de la inteligencia.


TIMAR
Llevarte a una piscina con olas.


TORREMOLINOS
Como bien diría el Quijote, Torres Gigantes.


TOURISMO
Recorrer Francia en bicicleta durante tres semanas.

27 julio 2017

Diccionario de Verano - S



SAN GRÍA
Patrón de los turistas extranjeros.


SANGRÍA
Según la RAE, “parte de la articulación del brazo opuesta al codo”. O sea, que “hacer sangría” es sinónimo de “hacer un corte de mangas”.


SARKÓFAGO
Dícese del que se alimenta de expresidentes de gobierno francés.


SENDERITMO
Caminar por senderos campestres de manera acompasada.


SIN TAXIS
Parte de la gramática que te obliga a desplazarte en bus o caminando.


SOMBRILLA
Efímero reloj de sol que también marca la fuerza del viento en función de a cuántos metros ha salido volando.

26 julio 2017

Diccionario de Verano - Q y R



QUILATES
Deporte consistente en pasear por las joyerías de Puerto Banús.


QUINTOPINO
Lugar muy frecuentado por aquellos que pretenden colocar su sombrilla en la playa más tarde del mediodía.


RAQUETAS
Armas de destrucción playera


RESPETO
Doble ración de (espeto de) sardinas.


ROBAJAS
Grandes descuentos que resultan ser un timo.


RODEO (Dar un)
Distancia existente entre lo que muestra tu GPS y lo que dice tu copiloto.

25 julio 2017

Diccionario de Verano - P



PADDLE-SURF
Deporte acuático que nada tiene que ver ni con el paddle ni con el surf.


PAELLA
Remedio fallido contra la sangría.


PARKING
En inglés, rey divisible por dos.


PLAYA
Hoja de reclamaciones que utiliza el mar para quejarse de toda la mierda que arrojamos en él.


PRESIDIENTE
Máximo cargo de representación en el Colegio Oficial de Odontólogos.


PROBABLE
Dícese del que está a favor de la lengua asturiana.

24 julio 2017

Diccionario de Verano - O



OBLIGATORIO
Dícese de todo aquello relacionado con el tráfico y que podemos saltarnos a la torera con la excusa de que estamos de vacaciones.


OCULAR
Relativo al ojo del cu… (con perdón si estás comiendo en estos momentos)


OLIVA
Aceituna con factura.


OLVIDO
Cesación de la memoria para recordar el nombre de tu novia y llamarla Alaska.


ONUMENTO
Construcción en homenaje a Naciones Unidas.


ORANTES
Aficionados al tenis que rezan para que gane su jugador favorito.

21 julio 2017

Diccionario de Verano - N


NATALIDAD
Punto de partida hacia la fatalidad.


NAVEGAR
Para mi cuñado, alejarse más de cincuenta metros de la orilla con un hidropedal.


NINGUNEAR
Habilidad que desarrollan algunos camareros con los clientes cuando la barra del bar empieza a llenarse.


NOCTURNARSE
Salir de noche cuando te toque según un orden preestablecido.


NONINÁ
En andaluz, por supuesto que sí. O más.


NOVATADA
Dícese de la que va suelta.

20 julio 2017

Diccionario de Verano - M



MALTRATAR
Tratar mal a una persona. Salvo si viajas en “low-cost”, que entonces es normal.


MEDUSA
Después de “LEVANTE (viento de)”, segunda excusa más socorrida para no abandonar el chiringuito.


MILEURISTA
Perteneciente a la clase media – alta.


MONITROLL
Dícese del que se ensaña con quien no aprende.


MONTAÑA
Causante de que, al final, Mahoma prefiriera la playa.


MORRIÑA
Añoranza de disputa.

19 julio 2017

Diccionario de Verano - L


LABANDERA
Dícese de la que limpia los tejidos más patrióticos.


LARIOS
Calle principal de Málaga por la que se recomienda pasear con moderación.


LEVANTE (viento de)
Excusa más socorrida para no abandonar el chiringuito.


LIMONADA
Bebida refrescante que no tiene nada de limón.


LOCURA
Privación del juicio o el uso de la razón de un sacerdote.


LUNÁTICO
Dícese del vecino extravagante que vive en el último piso.

18 julio 2017

Diccionario de Verano - K




KALIMOTXO
Cubata de pobres.


KARAOKE
El Atila de la música.


KELVIN
Cuñado de Celsius.


KILIMANJAR
Alimento de una calidad de gran altura.


KIMONO
Vestimenta que, por mucho que sea de seda, mona se queda.


KU KLUX KLAN
Colectivo que, al escribir en el ordenador, sólo utiliza la letra normal y la cursiva.

17 julio 2017

Diccionario de Verano - J


JAIMA
Sombrilla con ínfulas de apartamento.


JARRERO
Natural de Haro (La Rioja). Incluso si no se dedica a la fabricación de jarras.


JEROGLÍFICO
Pasatiempo consistente en tratar de comprender la factura del chiringuito.


JINETERA
En Cuba, persona diestra en cabalgar… extranjeros.


JUNIO
Sexto mes de la cuesta de enero.


JULIO
Mes elegido por muchos para cogerse vacaciones y así poder descansar en agosto en la oficina.

14 julio 2017

#BEERNES - La vaga ambición


Cinco son ya las ediciones celebradas del premio Ribera del Duero, que reconoce cada dos años el mejor libro de relatos de los presentados, los cuales, por cierto, van creciendo en número en cada edición. En este tiempo, hemos podido disfrutar de cuatro libros de excelente calidad, la cual se ha visto refrendada por la respuesta de los lectores sumando reimpresiones y nuevas ediciones.

Para no ser menos, la quinta convocatoria del concurso nos trae a la palestra vencedora a Antonio Ortuño, escritor mexicano que ya se asomó al triunfo en España hace diez años, resultando finalista del premio Herralde con su novela Recursos humanos.

Incluido por la revista Granta en la lista de los mejores escritores jóvenes en 2010, y premiado un año después por la revista GQ como “Escritor del año”, Antonio Ortuño regresa al relato y nos presenta, de la sabia mano de Páginas de Espuma, La vaga ambición, una colección de seis cuentos protagonizados por un escritor, Arturo Murray, quien, mientras se avanza en la lectura y si se conoce mínimamente la biografía de Ortuño, viene a ser una especie de remedo de éste, una excusa para darle una vuelta de tuerca a ese concepto tan manido y tan de moda en la actualidad como es la autoficción.

La vaga ambición es varios libros en uno y, por eso, es recomendable afrontarlo en varias lecturas. La primera de ellas debería ser de simple disfrute, de dejarse llevar por la exquisita mano y el elegante estilo del autor, enredarse en las tramas que propone y disfrutar con el fino humor que se cuela entre líneas, como pidiendo permiso.

Una segunda lectura, más atenta, tiene que ver con la Literatura y con el oficio del escritor. Desde el primer cuento, Un trago de aceite, en el que el protagonista, un Arturo Murray niño, ya es conminado a que cuando sea mayor escriba la historia que acaba de vivir/sufrir, Antonio Ortuño reflexiona sobre los límites de la escritura de tal forma que muchos párrafos podrían haberse extraído de los apuntes de una clase magistral impartida en una universidad norteamericana (no me digas por qué, pero tenía en mente las clases de Julio Cortázar en Berkeley).

Y por último, escondida entre los párrafos de la historia que se cuenta en Un príncipe con mil enemigos, uno se topa con el correo electrónico que le escribe una madre a su hijo confesando que, a pesar de tenerlo todo en contra (marido, amigos, editores…), ella siempre escribió y nunca cejó en el empeño. Ese texto, que ilumina con especial fuerza la  página 102 merece ser leído una y otra vez muy despacio, como saboreando un vino de esos que dan título al premio que nos ocupa. “…Me decía que escribir era la vaga ambición de guerrear contra mil enemigos y salir vivo. (…) Que escribiera contra todos, me decía, y a pesar de todos”. Y es así cuando uno se convence de que detrás de Arturo Murray está Antonio Ortuño, poniendo en boca de la madre del protagonista las palabras de su propia madre, reivindicándola como escritora, reivindicándose él mismo como digno heredero de esa lucha contra los mil enemigos y reivindicando la Literatura como el noble arte de mentir a conciencia y de vengarse y de pedir la revancha a la vida con la firme convicción de, esta vez sí, ganar.

Pero eso mejor que lo cuente él mismo:

(ENTREVISTA)

“Escribir siempre tiene algo de promesa de venganza”


No tiene que ser fácil estar gritando a las tres de la mañana la victoria del campeonato de tu equipo y afrontar toda una batería de entrevistas de promoción de tu último libro unas horas más tarde.

Catorce horas después me encuentro a un Antonio Ortuño feliz, despierto, amable, lúcido, ávido de conversación. Reivindicando al Chivas de sus amores (no el güisqui, sino su equipo de fútbol) y defendiendo el premio Ribera del Duero con su libro de relatos “La vaga ambición”.

Plagiando un párrafo del primer relato del libro, le pregunto: “¿Por eso escribes? ¿Por mentiroso?”
(Se ríe) Claro, en un principio, sí. Yo era un niño al que su madre le daba dinero para ir a la tienda y volvía sin dinero, sin lo que me habían encargado y con una historia. Y eso me paso mil veces. Y mucho, mucho tiempo después lo relacioné con la narrativa. Esta idea de fabular, de contar la historia no cómo ocurrió sino como quise que ocurriera parece que ya es una actitud literaria en sí misma. Este es un libro que bebe mucho y profundamente de mi vida pero que no es de ninguna manera autoficción, porque al momento de registrar los hechos ya los adulteras, y hacerlo con un lenguaje concreto los deformas también. Narrar es controlar el tiempo y cambias la cronología de lo sucedido, así sea comprimiéndola o estirándola. Ahí estás mintiendo. Otra cosa es que a la mentira, por propósitos estéticos, la llamemos ficción.

No tengo ningún problema en que un narrador sea un mentiroso o un canalla si es buen narrador. Lo prefiero a un santo aburrido. Prefiero jugar al alter ego a decir “soy Antonio Ortuño y me pasan estas cosas”.

Hablando de la “autoficción”, parece que usted le da una vuelta al término, se convierte en personaje y es ese personaje quien hace autoficción…
Efectivamente. Al lector no tiene por qué importarle si yo gané un premio de cuento en la Primaria (que no lo gané), tiene importancia porque está en el cuento. Podría haberme acordado de otra cosa con otra finalidad distinta. Eso hace que la Literatura sea, esencialmente, tomar decisiones. La más sencilla es qué palabra sigue a otra, si es que sigue otra, o un signo de puntuación o ya nada. Se trata de adoptar una postura que se refleje en el texto. Hay un debate en México y en la literatura latinoamericana si los autores leen Teoría Literaria y si toman una postura al respecto. Yo creo que el autor sí que se tiene que hacer muchas preguntas y que eso ya es teorizar. Creo que escribir decentemente bien es tan fácil como ser un decente cirujano de cerebros. Ese nivel de lectura me encanta.

Ortuño confiesa no haber subrayado un libro en su vida, ni haber hecho anotaciones sobre lo leído. Disfruta con los textos y reivindica la Literatura para todos, no sólo para los iluminados que anotan, memorizan frases o buscan referencias en cada punto y aparte y lo exhiben finalmente como un trofeo al alcance de muy pocos.

En todos sus relatos sobrevuela la figura de un protagonista, escritor, Arturo Murray, que vive una serie de experiencias que le llevan de alguna manera a buscar una especie de quijotismo o reivindicación justiciera de la Literatura… Me recuerda, de alguna manera, al Ignatius O. Reilly de “La conjura de los necios”…
Sí (ríe) Me gustaría pensar que hay algo de él en Murray. Yo leí ese libro a los catorce o quince años, me reí mucho y, sin embargo, lo que más me gusta son los momentos más tristes. Intenté la proeza, incluso, de leerlo en inglés. Sí que es un personaje que tiene cierta familiaridad con mi Arturo Murray. Creo que hay un elemento que para mí es fundamental y es que recordamos el pasado para revisar y tachonar lo que somos y por eso nuestra memoria va falseando lo que somos. Murray, mi personaje, busca la explicación de por qué es escritor. Todo lo que le ocurre podría servirle para saber por qué es buen o mal marido, padre, persona. Pero él elige preguntarse por qué es escritor. No sólo revisita su pasado, sino que se inventa como escritor a través de la rememoración de sus experiencias. Frente a todo tipo de vicisitudes externas, él se aferra a la escritura como posibilidad de estar en el mundo.

A lo largo del texto también se ve cómo el protagonista se aferra a la figura de la madre, un elemento fundamental en su condición de escritor…
Sí, Murray se siente un usurpador. En el segundo cuento, por ejemplo, se aferra a la máquina de escribir que utilizaba su madre. Y cuando ella está muriendo y le escribe a él, le deja la responsabilidad de seguir haciendo lo que hace, escribir. Justamente por eso quería que fuera una colección de relatos que estuvieran relacionados y que tuvieran esas resonancias entre unos y otros.

Hablaba al principio de “fabular la realidad”, de contar las cosas como le hubiera gustado que pasaran más que como pasaron. ¿Cree que es la Literatura una especie de segunda oportunidad de la vida, una revancha?...
Claro que la Literatura nos permite hacer eso. Chautobriand escribió para reivindicar su victoria contra Napoléon. Y en nivel más cotidiano, yo habría matado a mis vecinos si no hubiera podido escribir contra ellos en columnas del periódico. También es una forma de convivir, ¿no? Escribir siempre tiene algo de promesa de venganza. Porque el escritor es aquel que se ha quedado a un par de pasos del escenario. Creo que hay un tipo de escritor que se parece mucho a la persona que le gusta mucho bailar pero que decidió no ponerse a bailar en la fiesta y se quedó en la mesa medio burlándose de los que bailan. Esos escritores me caen muy mal. Hay que tomar una actitud. Así, por supuesto que la Literatura te permite esas venganzas, lo comparto con mi amigo, también escritor, Mariño González. Un escritor es una especie de Conde de Montecristo.

El título “La vaga ambición”, ¿lo ha elegido Murray u Ortuño?
Ay… (Ríe) Esa frase que le adjudicaron a Flaubert, que no era suya, “Madame Bovary soy yo”… Es una especie de aterrizaje serio de algo que fue un chiste… Cuando yo era un riguroso inédito, participé en una mesa redonda de “novísimos” en la Feria del Libro de Guadajalara (Mexico). Era el único. Nos pidieron que nos definiéramos como escritores en apenas tres palabras. El que menos usó fueron diez. No éramos una generación con una capacidad de síntesis, ciertamente. Yo me califiqué como “un vago ambicioso”. Vago como perezoso, porque me había costado diez años terminar una novela… Tiempo después recordé aquel personaje de Los Miserables, Grantaire, que tenía la firme convicción de que sí, de que servía para algo, y tenía esa “vaga ambición".

Murray no sabe si es buen o mal escritor, pero por eso escribe. Creo que las personas que en algún momento y a costa de su equilibrio emocional se han preguntado si son buenos escritores lo dejan de hacer o pasan a serlo de una manera doméstica o casi cercana al onanismo. Y los que se convencen de que son buenos escritores son los que decíamos antes que están en el centro de la pista bailando. No me interesa lo que escriban estos. Prefiero a los escritores que oscilan, que se creen buenos pero que dudan. En ese equilibrio creo que está el trabajo literario. Si yo pensara que domino el oficio y que soy magistral, ya no me tomaría la molestia de escribir, pediría que me pusieran un trono en la puerta y que me colmaran de ofrendas de frutas y pavos reales…

Ha mencionado la mesa redonda en la que se juntaron diez escritores de la misma generación. Se les considera la “Generación Inexistente” como sinónimo de “No Generación”. ¿Se siente dentro de una generación?
Claro. El tema lo inventó un amigo mío, Jaime Mesa, que ha ido publicando una serie de artículos en los que revisa lo que hacen los nacidos en México en los setenta, generación a la que él también pertenece, y que implica casi una broma, porque yo no creo que haya nadie del grupo que él identifica que sienta que tiene más afinidades que las que te permiten sentarte a tomar una cerveza. Tenemos trabajos distintos, de tradiciones también muy diferentes. Hay muchas maneras de entender una generación, pero si nos vamos a la definición de un grupo de personas que comparten una estética o una postura literaria, eso no existe en absoluto. Yo tengo mucha admiración por algunos de los escritores de los años setenta y, a riesgo de ofender a los de los sesenta o cincuenta, yo creo que como promoción somos infinitamente mejores. No obstante, no siento con ellos una afinidad especial, ni tampoco con la gente de otros lados. No por sentirme nadie especial, ni mucho menos, sino por no pisar terrenos comunes. No vivo en el norte de México por lo que tengo una buena coartada para no escribir sobre el narcotráfico, por ejemplo. Tampoco soy de la ciudad de México, entonces la literatura urbana del DF tampoco me alcanza. Perfectamente puedo eludir todo eso Me siento más cerca, con todas las diferencias, de Emiliano Monge, porque tratamos temas más políticos y sociales, porque me gusta su trato tan riguroso con el lenguaje, pero tampoco es que tengamos ninguna poética en común… También tengo muchas afinidades con Nicolás Cabal, y sin embargo tenemos unas estéticas y una manera de ver la narración completamente distintas… También tengo una gran admiración por Yuli Herrera. Sería yo incapaz de escribir así, me parece un virtuoso. Pero yo quiero seguir lo que yo hago. Seguramente, como “generación, por aquello de las Ferias y los Congresos, somos los que más kilómetros hemos hecho juntos pero también los que menos nos parecemos. Está bien juntarnos delante de una cerveza pero al final es como si cada uno fuera de un equipo de fútbol distinto. Te puedes sentar con ellos, hablar de fútbol… Pero cuando tienes que hablar de preferencias, allí ya…

Y allí ya… El Chivas, como decíamos al principio, el equipo de Antonio Ortuño, se ha proclamado esta pasada noche campeón de la liga mexicana. Sólo queda darle la enhorabuena y celebrarlo. Con una cerveza, claro. 


13 julio 2017

Diccionario de Verano - I


IBIZA
Isla balear del tamaño de la península ibérica si hacemos caso a todos los que dicen que pasan allí sus vacaciones de agosto.


IDIOMA
Lengua de un pueblo o nación, salvo en Baleares, que es el alemán.


INDINERAR
Reducir a cenizas el cadáver de un millonario.


INDISPENSABLE
Dícese de todo aquello que se te ha olvidado en casa cuando llegas a la playa.


INOLVIDABLE
Ídem que la anterior.


IRRISORIA
Provincia española que mueve a risa.

12 julio 2017

Diccionario de Verano - H


HALITESIS
Teoría que huele que apesta.


HELICÓPTERO
En Bilbao, ventilador.


HIPOCRIPTA
Lugar subterráneo en el que se acostumbraba a enterrar a los muertos mentirosos y falsos.


HIPOTÉTRICO
Suposición de que algo da miedo.


HORNAMENTAR
Decorar con faltas de ortografía.


HUMILLAR
Herir el amor propio de alguien mil veces.

11 julio 2017

Diccionario de Verano - G


GALVANA
Junto a Dolche, famosa marca de prendas de moda y complementos de gran éxito en las mantas de todos los paseos marítimos.


GANADORMIR
Vencedor en la prueba de “Siesta durante la emisión del Tour”.


GELATINA
Séptima letra del abecedario, paisana de la “i”


GORRINO
Prenda de vestir que cubre la cabeza de los cerdos.


GÜRTEL
En términos políticos, “Y tú más”.


GUSANO
Lombriz en perfecto estado de salud.

10 julio 2017

Diccionario de Verano - F


FAMILIAR
En verano, okupa.


FELICIUDAD
Para los madrileños, quedarse en casa en agosto.


FETICHISME
Idolatría, veneración excesiva por los cotilleos.


FILOSOFAR
Meditar acostado en el borde mismo del sofá.


FRITANGA
Prenda interior femenina rebozada en harina.


FUMIGAR
Esparcir migas de pan envenenadas.

07 julio 2017

Diccionario de Verano - E


ENSANCHAR
Acción y efecto de reconocer la fallida operación bikini.


ENUMERRAR
Confundirse al contar.


ESCOTE
Mirador en el que está mal visto hacer fotografías sin permiso.


ESTILISTA
Peluquero caro.


EXI-LIARSE
Marcharse a un país extranjero pero confundirse de camino.


EXTRAVAGANCIA
Flojera mayúscula.

06 julio 2017

Diccionario de Verano - D


DARVEIDER
Tono en el que se pronuncian las primeras frases de la mañana tras una intensa y larga noche en la verbena del pueblo.


DEPORTAR
Desterrar a alguien que hace ejercicio físico.


DESAYUNAR
En vacaciones, sinónimo de “almorzar”.


DESPERTA D’OR
Ciudad de Vacaciones en la que hay que madrugar.


DIVERTIDO
Derrame de un producto contaminante, pero con mucha gracia.


DURMIENTE
Dícese del que sueña con mentiras.


05 julio 2017

Diccionario de Verano - C


CALENDARIO
Único documento oficial en el que los números rojos no suponen algo negativo.


CAMANECER
Contemplar cómo sale el sol estando aún acostado.


CHANCLA
Instrumento que se colocan algunos veraneantes para aferrarse a la barra del chiringuito.


CHANCLAS
Alpargatas en tanga.


COMPLICALDO
Sopa de difícil elaboración.


COSTA
Espacio geográfico rodeado de ladrillo por todas partes menos por una, que son las sombrillas y las hamacas.

04 julio 2017

Diccionario de Verano - B


BANDEJA VÚ
Experiencia de sentir que esa ración de sardinas ya te la has comido antes.


BAÑO
365 duchas.


BARMACIA
Establecimiento donde sólo sirven alcohol de 96 grados.


BELOZ
Dícese del que comete faltas de ortografía con suma rapidez.


BERANEAR
Pasarse los meses de julio y agosto estudiando Ortografía.


BOTE
Pequeña embarcación susceptible de convertirse en yate si te toca su homónimo en la Lotería Primitiva.