Ayer se cumplieron diez años de la aparición de la píldora Viagra. El hecho de que la efeméride coincida con el cumpleaños de Mariano Rajoy y de que la identidad corporativa del Partido Popular esté basada en el color azul es algo que voy a dejar pasar de largo, que tampoco quiero yo darle ideas a Jiménez Losantos.
Lo que sí comentaré es mi visita a la residencia de ancianos de mi abuelo, que ayer precisamente celebraba los diez años de su apertura. Yo, que no pienso mal (ni bien, para qué nos vamos a engañar), supuse que se trataba de una mera coincidencia en el tiempo. No me hizo sospechar nada extraño ni siquiera el hecho de que dicha residencia se llame “La casita azul”…
El caso es que, cuando llegué, me encontré a todos los residentes bailando la conga. Formaban una cadena humana que encabezaba mi abuelo, tocado con un gorro rojo y una barba blanca postiza. Yo seguía sin sospechar nada extraño… Ni siquiera por el hecho de que todo el mundo se dirigiera a mi abuelo por el sobrenombre de “Papá Pitufo”…
La cosa empezó a cambiar cuando dio comienzo el espectáculo preparado por los propios residentes. En un escenario decorado con rombos de color azul, y a los sones de “Paquito el chocolatero”, apareció mi abuelo para, tras una clamorosa ovación, ponerse a recitar a Gerardo Diego:
“Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas al cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.”
(…)
“Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto cristales.”
Ni que decir tiene que mi abuelo no pudo terminar el poema. Toda la tercera edad allí presente (rebautizada por ellos mismos como “la tercera marcha”, para más inri) se puso a corear el “¡Campeones, campeones, oé, oé, oé!”…
Y ya cuando saltaron al escenario los Blue Man Group, yo abandoné aquel palacio de lujuria y desenfreno. Al llegar a casa descubrí que, en vez de la tradicional propina, mi abuelo me había metido en el bolsillo de la chaqueta una cajita de veinte pastillas azules. Todavía estoy dándole vueltas…
Lo que sí comentaré es mi visita a la residencia de ancianos de mi abuelo, que ayer precisamente celebraba los diez años de su apertura. Yo, que no pienso mal (ni bien, para qué nos vamos a engañar), supuse que se trataba de una mera coincidencia en el tiempo. No me hizo sospechar nada extraño ni siquiera el hecho de que dicha residencia se llame “La casita azul”…
El caso es que, cuando llegué, me encontré a todos los residentes bailando la conga. Formaban una cadena humana que encabezaba mi abuelo, tocado con un gorro rojo y una barba blanca postiza. Yo seguía sin sospechar nada extraño… Ni siquiera por el hecho de que todo el mundo se dirigiera a mi abuelo por el sobrenombre de “Papá Pitufo”…
La cosa empezó a cambiar cuando dio comienzo el espectáculo preparado por los propios residentes. En un escenario decorado con rombos de color azul, y a los sones de “Paquito el chocolatero”, apareció mi abuelo para, tras una clamorosa ovación, ponerse a recitar a Gerardo Diego:
“Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas al cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.”
(…)
“Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto cristales.”
Ni que decir tiene que mi abuelo no pudo terminar el poema. Toda la tercera edad allí presente (rebautizada por ellos mismos como “la tercera marcha”, para más inri) se puso a corear el “¡Campeones, campeones, oé, oé, oé!”…
Y ya cuando saltaron al escenario los Blue Man Group, yo abandoné aquel palacio de lujuria y desenfreno. Al llegar a casa descubrí que, en vez de la tradicional propina, mi abuelo me había metido en el bolsillo de la chaqueta una cajita de veinte pastillas azules. Todavía estoy dándole vueltas…
7 comentarios:
Te deseo un feliz y azul fin de semana....
P.D. hasta las letras del antispam, me salen hoy en azul...
Residencias de ancianos???
Lugares de Lujuria y perdición!!!
:-D
Ya ves, merce, hasta las letras antispam se han contagiado de la efeméride :-)
Sacto, luna :-)
Fantástico. El mejor artículo que he leído en meses. Bravo.
Me he reído de lo lindo.
Si es que los poetas se pasan el día pensando en lo único.
Ay, qué sonrisa me has arrancado ^^ Quién se lo iba a imaginar, las sorpresas que da la vida: nada es lo que creemos :) Un saludo!
Eso sí es un regalo útil.
Gracias, Lola. Ya ni siquiera se piensa en lo único: sale solo :-)
Lorena, ya ves que no te puedes fiar de nada ni de nadie :-)
Sintagma: mucho mejor que una corbata, sin duda :-)
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