Al poco de conocerse, el haiku le propuso al sudoku
tener descendencia y traer al mundo un bello crucigrama. Nunca supieron qué
falló, pero acabaron cogiéndole cariño a la pequeña sopa de letras.
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(Este
microrrelato está incluido en mi libro “El final está cerca”. Si lo deseas,
puedes comprarlo pinchando AQUÍ)
2 comentarios:
Hay Ku ver, hay ku ver, Masclaro...
Suerte.
Impredecible amor, que cantaba el poeta... ;-)
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