El señor Trombón se montó en el tranvía y saltaron
todas las alarmas… En las pantallas de los televisores se empezó a proyectar,
de manera insistente, el mensaje de “Al volante ni una distracción…” y los
pasajeros miraron con desconfianza hacia la cabina de mandos…
No era la primera vez que, abducido por la música,
el conductor había abandonado su ruta ordinaria y les había llevado hasta las
afueras de Hamelín…
3 comentarios:
Cabeza de melón,
cabeza de trombón...
Salu2, Masclaro.
y el tranvía llamado deseo, pasó a convertirse en trotamúsico...
¡qué bonitoooooo!
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