22 junio 2018

#BEERNES 75 – EL PENALTI



A Mar Rojo

CERO
La prórroga también terminó con empate a cero.
UNO
De él dependía ganar la final. Sólo tenía que marcar aquel último y definitivo penalti. Le temblaban las piernas. Miró al portero y decidió lanzarlo por la derecha.
DOS
De él dependía ganar la final. Sólo tenía que parar aquel último y definitivo penalti. Le temblaban las piernas. Miró al delantero y decidió lanzarse hacia su izquierda.
TRES
No es difícil imaginar a ochenta mil personas gritando a la vez dos consignas contrarias.
CUATRO
El árbitro sopla su silbato indicando que ya puede lanzarse el penalti.
TRES
Es difícil imaginar a ochenta mil personas conteniendo a la vez la respiración.
DOS
A miles de kilómetros de distancia, su hijo de cinco años se entretiene coloreando un libro de animales que le acaba de comprar su madre.
UNO
A miles de kilómetros de distancia, su hija de cuatro años mete los dedos en un vaso de leche que le acaba de servir su madre.
CERO
La mitad del estadio estalla en un ensordecedor grito de júbilo.

2 comentarios:

d:D´ dijo...

No entiendo de fútbol, ni sé nada sobre ello; pero estas paradojas —por *cansancio— dónde el tiempo es quién prescribe las tablas, me recuerdan al ajedrez que se define por un determinado tiempo para resolver hacia quién se inclina la balanza.
La contrariedad de lo inaudito está reflejada en este deportivo relato muy tuyo
Así, cualquiera gustaría de balompié e incluso de balonmano aunque ^fuera entre rejas y muros vetones...jeje

[El tiempo *agotado]
[^También lo contrario de dentro]

d:D´ dijo...

Me solidarizo y me identifico mucho con el niño que colorea animales en una hoja de papel...
Salvo que, yo, a esa edad no coloreaba; los dibujaba del natural y me inventaba los colores. Lo que me llevó, con el tiempo, a desarrollar un comercio de especies exóticas que, en teoría y sobre le papel, daría lugar a las cotorras argentinas que últimamente cohabitan los parques de las ciudades y que se vuelven (casi) insoportables...Como los gritos de ochenta mil que al nervioso unísono se plantean qué salomónico es el *pito del árbitro...¿? jeje

(*O silbato)