El pasado jueves se produjo en Sevilla un hecho insólito. Cuarenta mil personas abarrotaban las gradas del estadio Ramón Sánchez Pizjuán… pero en el césped no había fútbol… Dicen los barcelonistas que eso no es tan insólito, que en el Bernabeú ha venido ocurriendo este año cada quince días. Lo dicen los barcelonistas, yo ahí no entro…
El caso es que la gente estaba allí esperando para celebrar con su equipo la victoria en la final de la Copa de la UEFA. Un equipo, el Sevilla, un tanto peculiar. Tiene jugadores como Makulula, Kanouté y Kepa que, con tanta “K”, hacen que parezca un equipo del norte. Hasta su capitán se apellida Navarro. Quien sí es del norte es uno de sus defensas: Aitor Ocio, al que llaman “el efecto psicológico”. Cada vez que el Sevilla quiere desmoralizar a la delantera del equipo contrario le ponen en el once titular. Así, cuando el speaker anuncia por los altavoces del estadio la alineación, dice “Ocio en la defensa” y el contrario se piensa que les han dado vacaciones porque confían en que no les van a dejar pasar de medio campo… También tiene el Sevilla otra estrategia que le ha dado buenos resultados esta temporada. Como los entrenadores contrarios se desgañitaban exigiendo a sus delanteros que tiraran a portería para intentar el gol (“¡Tirad a puerta, coño, tirad a puerta!”, palabras textuales), se les ocurrió la feliz idea de fichar a un jugador que se apellidaba Puerta para que fuera recibiendo todos esos balones del equipo contrario…
El caso es que este histórico triunfo ha creado ciertos recelos y envidias en algunos personajes de la ciudad del Guadalquivir. Concretamente, hay uno, que se hace llamar Antonio Burgos, y que es más conocido como el sub-bético (porque es del Betis, el pobre, y muy bajito) que es especialista en escribir sobre gatos y sobre Curro Romero, lo que viene a ser muy parecido. El buen hombre dice que lo que ha ganado el Sevilla no es una Copa, sino un paragüero de IKEA. Ya se sabe que los gatos nunca han tenido un destacable sentido del humor. Y Curro Romero, ni te cuento… El caso es que a la comparación del sub-bético habría que apostillar que paragüero sí, pero vacío, que los paraguas los ha estado usando el Betis para intentar guarecerse de la lluvia de goles que le ha estado cayendo durante toda la temporada…
A mí la copa esa me gusta pero lo de UEFA me suena como a la típica amiga de tu abuela, gorda y sudorosa, que siempre viene a visitarla los domingos por la tarde y se empeña en restregarte el bigote por la mejilla a modo de ósculo caducado…
“¿Quieres algo, Uefa?”
“Pues una poquita de anís ya me tomaba, que es muy bueno para subir la tensión”
“¡Niño, tráele una copa a la Uefa!”
Digo yo que si es para subir la tensión, ¿por qué no se alquila una película de Hitchcock y deja de pimplarse la botella cada vez que viene a casa de mi abuela?... La copa de la Uefa…
Y acabo de enterarme que, además de la copa de la UEFA, el próximo miércoles se disputa otra copa con nombre de supermercado: la Champions. La juega el Barça, que es un equipo de aquí con muchos extranjeros, contra el Arsenal, que es un equipo inglés también con muchos extranjeros (incluido uno de Barcelona). Será por eso que también juegan en el extranjero… Con lo bien que podían estar en el Camp Nou, que es muy grande, y resolvían los gastos de desplazamiento a medias…
En fin, que, como ya habrán podido deducir, yo, al igual que el sub-bético, no tengo ni pajolera idea de fútbol. Con la diferencia de que yo lo reconozco abiertamente.
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