De Sevilla a Fago, con un micrófono de oro

Más de cuatro mil agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil controlan esta semana las entradas y salidas de la ciudad de Sevilla. Se confirma el dicho de que “quien fue a Sevilla, perdió su silla”, porque con tanta vigilancia es imposible que te la hayan robado….

Dicen que es por la reunión de ministros de Defensa de la OTAN, pero más de uno sospecha que se trata de una estrategia para que nadie se escape a la playa la semana que viene y se escaquee de votar en el referéndum del Estatuto de Autonomía. “Aquí todos quietos hasta el día 18”, “Es que tengo que ir a Ikea, a por una silla, que la mía la he perdido”. “No cuela”… Los vecinos, enfadados con la OTAN y con sus medidas de seguridad, han adoptado el lema de campaña “Estatuto, de entrada, no”.

Con tanto efectivo policial, no es extraño que el SUP, que no es la marca de una sopa sino el Sindicato de Policía, haya denunciado que el módulo donde está ingresado el etarra De Juana “no es seguro”. Claro, entre los policías que están en Sevilla y los que se fueron a Fago a detener al presunto asesino del alcalde, han dejado el resto de España sin vigilancia ni control, como si fuera una comuna hippy… Con decirles que hasta Joan Saura se ha animado a pedir la legalización de todas las drogas… Pronto le veremos luciendo rastas y pidiendo la nacionalidad catalana para Bob Marley…

Volviendo a Fago, que tiene nombre de monstruo de los dibujos animados (“…y Fago fagocitó a todos los niños malos en el bosque…”), volviendo a Fago, digo, el detenido por la muerte del alcalde, Santiago Mainar, tras declarar ante el juez, gritó dirigiéndose a la prensa “¡soy inocente!, ¡soy inocente!”… Qué curioso… Aznar vino a decir lo mismo ayer en una charla: “evidentemente, todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva y no había armas de destrucción masiva, eso lo sabe todo el mundo y yo también lo sé, ahora”. La gente se puso a aplaudir a rabiar. No habían entendido nada pero querían evitar que siguiera hablando y dejara de profundizar más en el jardín en el que se estaba metiendo. La prensa, por su parte, objetiva donde las haya, se limitó a tomar nota y a colocarlo en titulares.

Será por su objetividad o por “colocarse” con los titulares, quién sabe; en todo caso, Federico Jiménez Losantos ha sido galardonado con un Micrófono de Oro por la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión. Hay quien piensa que a este hombre lo que le tenían que haber dado es un micrófono con condón, para no contagiar la mala bilis a los oyentes, pero en la cadena de los obispos lo del condón como que no está bien visto. Por tanto, no nos queda más remedio que enviar nuestra más sincera felicitación a… Andreu Buenafuente, que tampoco le estará escuchando.