13 febrero 2014

Hoy, en Barcelona


“La vida es eterna en cinco minutos”, cantaba Víctor Jara. Y en cinco párrafos, y en ciento cuarenta caracteres, podríamos añadir hoy…

La vida es eterna en muchas ocasiones: cuando subes en el ascensor con alguien que no se ha duchado, cuando compartes la cena de Nochebuena con tu cuñado, cuando escuchas el hilo musical de la llamada en espera del teléfono de reclamaciones…

Los microrrelatos también contienen vidas eternas. O al menos las proponen. De la imaginación del lector depende que consigan su propósito. Y en ese sentido, los doscientos microrrelatos que conforman “El final está cerca” suponen una invitación a imaginar, a fantasear, a reírse. Sobre todo a reírse.


Porque si es verdad que el final está cerca, que nos pille muertos de risa. Hoy, en Barcelona…

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