¿Quién es el patrón de
Pamplona? San Fermín, claro. Pues no, error: el patrón de Pamplona es San
Saturnino.
¿Cuándo empiezan las fiestas de
San Fermín? El 7 de julio, claro, lo dice la canción (“uno de enero, dos de
febrero…”) Pues no, error: las fiestas empiezan hoy, día 6, a las doce del mediodía con
el Chupinazo.
Estos
navarricos es lo que tienen, que son unos cachondos.
Pero no
terminan ahí las contradicciones de este evento universal, ni mucho menos.
Según el manido estereotipo nacional, los navarros tienen fama de brutos. Y,
sin embargo, ahí los tienes (“¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!”), bilingües
perdidos.
Las fiestas
de San Fermín son las únicas del mundo en las que la gente no llega sino que
sale de casa a las ocho de la mañana. Es la hora del encierro. Y llaman
“encierro” a soltar por la calle a una manada de toros y vacas…
Lo que yo
te diga: unos cachondos.
Al igual
que la Feria de Abril de Sevilla la inventaron un vasco (Ybarra, como la
mahonesa) y un catalán (Bocanegra, como el pirata), los encierros de San Fermín
los inventó Curro Romero. Fue una de esas innumerables tardes aciagas que tenía
el maestro, en las que sólo se arrimaba al morlaco si éste venía impreso en una
fotografía en el programa de festejos. Apremiado por los gritos de la multitud
de los tendidos de sol, que le amenazaban con meterle un bombo por salva sea la
parte, se decidió a salir del burladero. El astifino, guiado por el claquear de
las rodillas del maestro, se fue hacia él con la velocidad del que va a cobrar
la extra de verano. A Curro le faltó tiempo para salir escopetado a las calles
de Pamplona por la puerta de chiqueros. El público, lógicamente cabreado, no
dudó en saltar de sus asientos y perseguir al de Camas para darle hasta en el
carné de identidad. Y así se produjo la bella estampa de la carrera de un
torero, diez mil aficionados y un Guardiola, una imagen que más adelante utilizaría
como recurso habitual Benny Hill en sus gags.
Al año
siguiente, Curro Romero ya no figuraba en los carteles. Lo más cerca que se le
vio de Pamplona en esas fechas fue Algeciras. Sin embargo, los pamplonicas
quisieron reproducir la anécdota y soltaron por las calles a todo lo que
vistiera de negro y tuviera dos cuernos, alcalde incluido. La tradición, como
es público y notorio, se mantiene hasta nuestros días. Lo que te digo: unos
cachondos.
Por todo
eso, yo nunca me pierdo las fiestas de Pamplona y corro todos los encierros.
¿Que no se lo creen? Fíjense en su televisor cualquiera de estos días a las
ocho de la mañana. Me reconocerán porque voy vestido con zapatillas deportivas,
pantalón y camiseta blancos, pañuelo rojo al cuello y un periódico en la mano.
“Pero si
así van cientos de personas, so capullo…”
Cierto,
pero yo soy el único que va haciendo el sudoku…
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NOTA: este texto se publicó originalmente el 6 de julio de 2006 en este
blog. La única diferencia, nueve años después, es que ya no hago sudokus.