26 mayo 2017

Aforismos, ofurismos, ocurrismos y frases afines


Esta tarde estamos de fiesta. La fiesta del aforismo. La del ofurismo, la del ocurrismo y la de las frases afines…

¿Que no sabes lo que son?... Vaya… Pues tendrás que acercarte a la Feria del Libro de Sevilla y descubrirlo… A partir de las nueve… Te esperamos.

Mientras tanto, un aperitivo a cuenta de la casa:


Lo bueno, si breve, aforismo.

En materia de aforismos, que no te den Coelho por liebre.

Las pintadas son las hermanas pobres de los aforismos.

Los refranes son los cuñados de los aforismos.

Las lesbianas escriben saforismos.

Los haikus son aforismos que no se entienden.

19 mayo 2017

A VECES UNA CANCIÓN DE AMOR


Para ti, primavera, por tus meses de abril.

Y para Pancho Varona, porque a esta canción le falta su música.

A veces torero a toro pasado
A veces equilibrista con sed
A veces un futuro anticipado
A veces no me canso de otra vez
                                     
A veces Adán sin Eva ni Gloria
A veces repito en adolescencia
A veces carrusel a veces noria
A veces me abandona la paciencia

A veces soy Luz y otras veces Fer
A veces niego al dios de los abstemios
A veces sé que no hay vuelta al revés
A veces sé que no tengo remedio

A veces vivo vidas de mentira
A veces suelo negar la evidencia
A veces hay más afloja que tira
A veces hay salidas de emergencia

A veces Velázquez sin su Menina
A veces Sixtina sin su Madonna
A veces Maradona sin su mina
A veces Sabina sin su Varona

A veces una piedra sin camello
A veces un pico sin jeringuilla
A veces un beso para tu cuello
A veces la lluvia para Sevilla

A veces otoño sin tu noviembre
A veces primavera sin tu abril
A veces verano sin donde siempre
Pero ni un maldito invierno sin ti

A veces una mesa con mantel
A veces un menú por descubrir
A veces una cama en un hotel
Pero ni una canción de amor sin ti.

15 mayo 2017

12 mayo 2017

#BEERNES 32 - FACEBOOK


Mi portera es Facebook.

En general, las porteras y porteros son la versión analógica de las redes sociales.

Mi portera recibe información de todos los vecinos y ella se encarga de publicarla en su muro (léase contarlo-a-todo-el-mundo-que-quiera-escucharla-y-a-quien-no-también).

Mi portera agradece infinito que le reconozcas con un “me gusta” su información y no soporta que la bloquees cerrando rápidamente la puerta del ascensor mientras ella te está hablando.

Mi portera agrega amigos indiscriminadamente. Acepta a todo el mundo que se asoma por la puerta de entrada del edificio, ya sea un vendedor de enciclopedias, el repartidor de pizzas a domicilio o un guiri despistado.

Mi portera está continuamente rescatando recuerdos de años anteriores y haciéndolos públicos con absoluto descaro. Envía mensajes privados a según qué vecinos y, cuando le pisas el suelo recién fregao, su cara reproduce más gestos que el inventario completo de los emoticones.

Mi portera también te puede bloquear: se queda con los libros que te envían las editoriales para reseñar, dice que no estás en casa cuando viene el del gas a repararte el calentador que lleva tres días sin funcionar (con lo que supone llevar tres días duchándote con agua fría) o se niega a etiquetarte en la circular que remite el administrador convocando a los vecinos a una reunión extraordinaria en la que hay que votar una nueva derrama.

Y, finalmente, mi portera es Facebook salvo cuando se enfada: entonces es tan escueta en sus comentarios que parece Twitter.

08 mayo 2017

Yo lo he visto... (173)


Tomate concentrado en el típico formato que mi cuñado confunde fijo con la pasta de dientes. Estoy deseando, sin que sirva de precedente, que llegue a casa…

05 mayo 2017

#BEERNES 31 - ZONAS VERDES


Por alguna razón que desconozco, tengo en la nariz el olor del perfume de la vecina del cuarto derecha desde esta mañana, cuando coincidimos en el ascensor. Es una mezcla de naranjas y hierba recién cortada. Al menos, es lo que me parece.

Me acuesto y tengo un sueño extraño: mi vecina cuida el césped del ascensor cortando las hierbas más altas con una pequeña tijera de manicura. Cuando voy a subir, se hace a un lado y me dice “Qué bien huele, ¿verdad? Ahora quiero plantar un naranjo…”

A la mañana siguiente, coincido de nuevo con ella en el ascensor. No huele a nada. Me dice: “¿No te parece que este ascensor está ya un poco viejo y que necesitaría una reforma?”… Y no se me ocurre otra cosa que contestarle: “¿No tendrás por ahí unas tijeritas para arreglarme una uña rota que me está molestando un montón?”.

Rebusca en su bolso y saca las mismas tijeras de manicura que vi en mi sueño. Disimuladamente me las llevo hasta la nariz y sí, huelen a hierba recién cortada.