22 mayo 2018

22 de mayo


2 comentarios:

d:D´ dijo...

De plano, es inherente que si inventan algo de ese tipo, lo demás es una consecuencia que va escrita en los genes de la historia de la aviación. Tarde o temprano saldrá. Es como un cáncer, hay quién dice que todos lo llevan, pero sólo a unos/as les aflora. Qué jodíos
¿Quién le iba a decir a tales hermanos cómo resolver esas pérdidas, además de las de aceite que seguramente los tendría tan ocupados?
Muchas veces, cuando se realiza un proyecto siempre podrán surgir aquellos, no previsibles, de consecuencias planetarias, como dijo la política. El caos siempre resurge de entre el polvo estelar; pues es, en realidad, una sucesión de pi finita que su ciclo se pierde entre los albores del crepúsculo cósmico, no hallando fin en su punta de cola.

Algo así me recuerda cuando aquellos pioneros salieron al Espacio con intención de circunvalar el planeta; eran pareja o trío, qué más da. El caso es que se envalentonaron, lo vieron bucólico y (uno de ellos se había casado recientemente) como era domingo, zas alucinaron (o alunizaron) sobre el satélite más cercano. Cuando regresaron se dieron cuenta que, también, se habían dejado las maletas y las llaves del aPolo de Camy, el Colajet.

No lo dudes, siempre habrá o estará el roto para un descosido; fíjate si no en el dibujante...

En fin, no semos naide y a mí me parieron en unha alfándega :)´

BreveSaludoS

Más claro, agua dijo...

Las vueltas que da el satélite... Digo, la vida... ;-)