Valencia acoge estos días la reunión del IPCC, que no es una redundancia del Índice de Precios al Consumo, sino el Panel Internacional de Cambio Climático, un panel de rica miel al que más de seiscientos expertos han acudido. Valencia fue elegida como sede de la reunión por su conocimiento de la materia: durante la pasada Copa de América, si recuerdan, no se hablaba más que del tiempo, de la falta de viento, de la influencia de las mareas… Unos expertos, ya te digo…
Antes, eso sí, hubo que convencer a la alcaldesa, Rita Barberá, de que el cambio climático no consistía en sustituir la ropa de verano por la de invierno en el armario. Para que ella lo entendiera bien, le explicaron que el IPCC era como cuando se encuentran dos vecinos en el ascensor pero con más gente:
“Parece que empieza a refrescar, ¿eh?”
“Pues sí, va a ser cosa del cambio climático…”
“Eso o que han bajado las temperaturas…”
Al evento se han unido los ecologistas de Greenpeace con la publicación de un libro titulado Photoclima, que no hay que confundir con aquella otra publicación, “Photoclimax”, aunque también trataba el tema de los calentones… Por lo que se ve, los de Greenpeace han alquilado en el videoclub toda la saga de Regreso al Futuro, han copiado el modelo de coche y se han traído del futuro unas fotos cuanto menos aterradoras.
En una de ellas se ve el Pilar de Zaragoza rodeado de un inmenso secarral. Esto sólo puede ser dos cosas: o bien lo del cambio climático va en serio o es que en el futuro vuelve a gobernar el PP y llevan hasta sus últimas consecuencias el trasvase del Ebro… En otra aparece la Manga del Mar Menor prácticamente inundada. Es como esas fotos nuestras de preadolescentes: el mar menor ha pegado un estirón y las mangas se le han quedado cortas. Desaparecen muchos edificios, el puerto deportivo y las carreteras. En un principio, puede parecer un desastre natural, pero yo lo veo como algo positivo: supone una solución práctica y efectiva ante el problema del tráfico, quien viva en pisos altos podrá presumir de primera línea de playa y no tendrá que alquilar una lancha para irse a pescar; y quien tenga un comercio en los bajos de un edificio, que se modernice y sustituya el antiguo ultramarinos por un moderno observatorio marítimo…
Y como los del IPCC no lo van a decir, ya se lo digo yo: lo mejor para combatir el cambio climático se resume en tres reglas: buena manta, buen coñac y buena compañía. Y que salga el sol por Antequera… O no…
Antes, eso sí, hubo que convencer a la alcaldesa, Rita Barberá, de que el cambio climático no consistía en sustituir la ropa de verano por la de invierno en el armario. Para que ella lo entendiera bien, le explicaron que el IPCC era como cuando se encuentran dos vecinos en el ascensor pero con más gente:
“Parece que empieza a refrescar, ¿eh?”
“Pues sí, va a ser cosa del cambio climático…”
“Eso o que han bajado las temperaturas…”
Al evento se han unido los ecologistas de Greenpeace con la publicación de un libro titulado Photoclima, que no hay que confundir con aquella otra publicación, “Photoclimax”, aunque también trataba el tema de los calentones… Por lo que se ve, los de Greenpeace han alquilado en el videoclub toda la saga de Regreso al Futuro, han copiado el modelo de coche y se han traído del futuro unas fotos cuanto menos aterradoras.
En una de ellas se ve el Pilar de Zaragoza rodeado de un inmenso secarral. Esto sólo puede ser dos cosas: o bien lo del cambio climático va en serio o es que en el futuro vuelve a gobernar el PP y llevan hasta sus últimas consecuencias el trasvase del Ebro… En otra aparece la Manga del Mar Menor prácticamente inundada. Es como esas fotos nuestras de preadolescentes: el mar menor ha pegado un estirón y las mangas se le han quedado cortas. Desaparecen muchos edificios, el puerto deportivo y las carreteras. En un principio, puede parecer un desastre natural, pero yo lo veo como algo positivo: supone una solución práctica y efectiva ante el problema del tráfico, quien viva en pisos altos podrá presumir de primera línea de playa y no tendrá que alquilar una lancha para irse a pescar; y quien tenga un comercio en los bajos de un edificio, que se modernice y sustituya el antiguo ultramarinos por un moderno observatorio marítimo…
Y como los del IPCC no lo van a decir, ya se lo digo yo: lo mejor para combatir el cambio climático se resume en tres reglas: buena manta, buen coñac y buena compañía. Y que salga el sol por Antequera… O no…
6 comentarios:
Buena manta, buen coñac, y buena compañia...que más se puede pedir...y fuera...bueno pues que truene...
No es mala solución la tuya... no creas.
Un saludo.
Tu solución es la mejor en caso de frio...Pero me temo que en la Sede Valenciana no me extrañaria que tuvieran puesto el aire acondicionado.
Extraña contracdicción.
;-)
Esa es la idea, merce. Y los expertos, que sigan a lo suyo...
Landa, sobre todo hay que conseguir buenas calidades ;-)
Tienes razón, luna: la mejor manera de combatir el calentamiento global es enchufar el aire acondicionado... Así nos va... ;-)
Todas las cosas en la vida estan interconectadas. Como ser humano de Murcia que soy conozco bien el problema, se trata de que han trasvasado agua de más del Ebro y la han echado en la Manga de golpe, sin avisar a los de los primeros y bajos comerciales. Espero que la próxima vez afinen más.
Eres un gran observador, Ful ;-)
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