Padre Nuestro que estás en el cielo

Pedro Duque (que es un astronauta de Madrid, te lo prometo), está realizando una selección de personal en España para un futuro viaje espacial. Hay ocho plazas y ya se han presentado más de cincuenta mil solicitantes… Normal, a cualquiera le interesa un trabajo en el que te aseguran desde el principio que no vas a tener problemas de gravedad… Y, además, tiene que ser muy gratificante estar todo el día flotando… ¿verdad, Pocholo?...

A mí la imagen de los astronautas flotando por la nave me recuerda a los juguetes giratorios esos que se ponen encima de las cunas de los bebés para que éstos se entretengan… Y, automáticamente, me viene a la cabeza el siguiente diálogo:

Astronautas: “¡Houston, Houston, tenemos un problema!…”
Houston: “Pues a nosotros nos está entrando un sueño…”

Uno de los primeros que ha rellenado su solicitud para el trabajo en la nueva misión aeronáutica ha sido Fernando Alonso. El piloto, a pesar del interés mostrado en participar en la carrera espacial, ha sido descartado a las primeras de cambio. Pedro Duque ha justificado la decisión alegando que, a pesar de que estaba convencido de que Alonso sería capaz de hacer un despegue espectacular, también lo estaba de que a la cuarta o quinta vuelta a la Tierra se saldría de órbita…

Alonso, por tanto, se perderá esa imagen tan bonita de la Tierra desde el espacio… Dicen que desde allí arriba se puede ver la Muralla China… Y en España, una mancha blanca que dicen que se corresponde con el mar de plásticos del campo almeriense… Yo creo que no, que realmente son los espumarajos que echa por la boca Massiel desde que se enteró del concurso amañado de Eurovisión…

En todo caso, viendo España por la ventanilla de la nave se tiene que echar de menos al hombre del tiempo, que siempre está al lado, ¿no?... Anda, que si lo ves… Ese no puede ser otro que Dios: “¿Ves ahí a la izquierda el anticiclón de las Azores? Pues también lo inventé yo…”

Y tú detrás de la ventana tratando de esconderte (y digo ‘tratando’ porque te recuerdo que estás suspendido en el aire) y rezando para que no te reconozca y descubra que sólo estás casado por lo civil… Pero ¿rezando qué? ¡Si lo tienes enfrente!... Para eso mejor un diálogo de tú a tú, ¿no?... Algo así como:

Padre Nuestro que estás en el cielo, que no hace falta que lo jures, que te estoy viendo… No hace falta que venga a nosotros tu Reino, que ya hemos venido nosotros y, oye, da gusto ver lo limpio que lo tienes todo… El pan nuestro de cada día lo sustituyes, si no te importa, por comida liofilizada, que dura más… Perdona nuestras ofensas, que no es nada personal, hombre, que es que aquí se trabaja con mucha presión y un juramento de vez en cuando se te escapa… No nos dejes caer en el vacío, que estamos muy lejos del suelo… Y líbranos del mal de altura… Amén.