Desde hace algunos días, todos los centros comerciales de España (y quien dice España dice nación de naciones, república monárquica, patria indivisible… a gusto del consumidor) se afanan en poner el Belén de Navidad. Esto sólo puede significar dos cosas: o bien el pasado domingo se les fue la mano con el cambio de hora o es que el Niño viene sietemesino…
Sea lo que fuere, el caso es que adelantar tanto la Navidad sólo nos puede causar problemas. Y es que a este paso, un año de estos la Cabalgata de los Reyes Magos va a coincidir con la vuelta al cole de septiembre. No veas tú qué atascos… Y los de Oriente, con toda la razón del mundo, cabreados. Para un día que trabajan al año… “Es que me descoloca la agenda”, dirá el secretario-paje mientras se lima las uñas y comenta la jugada con el manos libres conectado con uno de los enanos que ayudan a Santa Claus.
Y hablando de Santa Claus… Con la manía que tiene de repartir regalos quince días antes, se nos planta en casa en agosto. Y no dura ni dos chimeneas: con esas barbas y ese traje le da una lipotimia fijo.
“¡Mamá, Santa Claus está desmayado en el jardín junto a la piscina!”
“No digas tonterías, hijo. Será tu padre, que ha vuelto borracho del chiringuito”
Por no hablar de los supermercados… Ya han dedicado todos al menos un par de mostradores para los mazapanes y los mantecados… ¿Es que no caducan? De aquí a diciembre se pueden poner como para vendérselos a Paco el Pocero para que edifique todo el Sahara y su extrarradio… Yo creo que ese es el origen del turrón, que no es que sea duro, es que está caducado…
Mucho me temo que los únicos que van a salir beneficiados con esta medida son los críos, que sólo tendrán que portarse bien y ser buenos durante nueve meses al año. Y el último trimestre, sin la recurrente amenaza del carbón, ¡hala!, a meterle fuego al sofá, a ponerle la dentadura postiza del abuelo al gato y a pintar las paredes con tu nombre mi amor…
De todas maneras, yo voy a intentar hacerme el loco y no darme por enterado del adelanto de fechas, a ver si este año me libro de cenar con mis cuñados…
4 comentarios:
Asunto España:
Que correcto eres, has quedao bien con todo el mundo.
Asunto Navidad:
Quita, quita, que para mi es como prolongar una agonía en el tiempo. Odio la Navidad, sí sé que eso es muy habitual de oir. Pero a mi me pasa de verdad.
Asunto Santa Claus:
Reparte los regalos quince días antes porque quiere hacerse con una cuota de mercado que casi pertenece en exclusiva a los Reyes Magos. ¿Qué hacer? Adelantar la fecha de entrega de los pedidos... una maniobra comercial muy inteligente.
Asunto Cenas familiares:
Ronchas me están empezando a salir. ¡¿Quiere usted callar, hombre?!
No se puede conseguir todo en esta vida. Como ves, es más fácil contentar a todo el mundo con la definición de España que con la Navidad.
"No somos nada (y menos en calzoncillos)" (mi padre dixit)
Dios nos libre del ataque de los villancicos asesinos...
Si te sirve de consuelo, sintagma, piensa que en Argentina, por ejemplo, dentro de nada empieza el verano y que ellos estarán mucho peor que nosostros: ¡¡¡con villancicos en los chiringuitos de la playa!!!
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