El escritor catalán Juan Marsé ha sido galardonado con el Premio Cervantes 2008, un premio que no consiste en cortarte el brazo izquierdo sino en darte 125.000 euros. Este premio, lo han dicho en el Telediario, se otorga a aquellos que han hecho méritos sobrados en el mundo de las letras. Y el analfabeto de mi cuñado, que se traga en la tele hasta las noticias culturales sólo porque le cansa cambiar de canal, ha saltado diciendo que en ese mundo no hay persona humana que deba más letras que él. Y que a él sí que le vendrían de perlas esos 125.000 euros aunque tuvieran que cortarle el brazo izquierdo. “Y no a ese pijoaparte”, ha añadido despectivamente, sin tener la más remota idea de que en ese preciso instante estaba creando un curioso, aunque fácil y gratuito, bucle literario…
Para que ustedes me entiendan: lo primero que hace mi cuñado al abrir un libro es extrañarse de que no suene la musiquita del Windows, como cuando conectas un ordenador... Luego pasan unos quince segundos hasta que descubre que lo tiene al revés… Es en ese preciso instante cuando abandona la lectura…
Mi cuñado es de los que piensan que, si en la historia de la evolución, ningún ser vivo ha tenido necesidad de leer para sobrevivir, por qué razón íbamos a tener que preocuparnos los seres humanos de semejante tontería. Cuando le mencionas la misma teoría aplicada al robo de bebidas alcohólicas en mueble bar ajeno te deja de mirar y abre el Marca: “¿Y eso no es leer?” “Por supuesto que no, yo sólo miro los resultados de los partidos, que son números”…
Juan Marsé, como es tradición, tendrá que esperar ahora hasta el día 23 de abril para que le hagan entrega oficial del Premio. Lo que no sé es si le ingresarán ya los 125.000 euros en la cuenta o, por el contrario, tendrá que esperar hasta ese día para recibirlos. Menuda tensión… Que faltan cinco meses, oiga… Y en cinco meses puede pasar cualquier cosa… Yo no saldría de casa, por si acaso... Ni comería uvas el día de Nochevieja, no fuera a atragantarme… Y estaría bien alerta de todos los movimientos de mis futuros herederos…
Esa costumbre hay que cambiarla, hombre, que tú no puedes tener a un premiado tanto en tiempo en vilo esperando el cheque. Es que acaba comiéndose las uñas y lo que viene detrás de las uñas…
¡Ah, claro!... ¡Ya caigo!... Lo hacen a propósito para que el premiado se coma las uñas, lo que viene detrás de las uñas y se presente el día 23 de abril sin brazo izquierdo, como Cervantes… Señores del Jurado, eso sí que es un bucle literario en condiciones y no lo que hace mi cuñado…
Para que ustedes me entiendan: lo primero que hace mi cuñado al abrir un libro es extrañarse de que no suene la musiquita del Windows, como cuando conectas un ordenador... Luego pasan unos quince segundos hasta que descubre que lo tiene al revés… Es en ese preciso instante cuando abandona la lectura…
Mi cuñado es de los que piensan que, si en la historia de la evolución, ningún ser vivo ha tenido necesidad de leer para sobrevivir, por qué razón íbamos a tener que preocuparnos los seres humanos de semejante tontería. Cuando le mencionas la misma teoría aplicada al robo de bebidas alcohólicas en mueble bar ajeno te deja de mirar y abre el Marca: “¿Y eso no es leer?” “Por supuesto que no, yo sólo miro los resultados de los partidos, que son números”…
Juan Marsé, como es tradición, tendrá que esperar ahora hasta el día 23 de abril para que le hagan entrega oficial del Premio. Lo que no sé es si le ingresarán ya los 125.000 euros en la cuenta o, por el contrario, tendrá que esperar hasta ese día para recibirlos. Menuda tensión… Que faltan cinco meses, oiga… Y en cinco meses puede pasar cualquier cosa… Yo no saldría de casa, por si acaso... Ni comería uvas el día de Nochevieja, no fuera a atragantarme… Y estaría bien alerta de todos los movimientos de mis futuros herederos…
Esa costumbre hay que cambiarla, hombre, que tú no puedes tener a un premiado tanto en tiempo en vilo esperando el cheque. Es que acaba comiéndose las uñas y lo que viene detrás de las uñas…
¡Ah, claro!... ¡Ya caigo!... Lo hacen a propósito para que el premiado se coma las uñas, lo que viene detrás de las uñas y se presente el día 23 de abril sin brazo izquierdo, como Cervantes… Señores del Jurado, eso sí que es un bucle literario en condiciones y no lo que hace mi cuñado…