03 septiembre 2020

El final está cerca #191


Después de varios intentos de disuasión por mi parte, él pretendió zanjar la discusión con un “Nadie es perfecto”…

No me quedó más remedio que hundir la lancha.

Sólo cuando el agua empezaba a visitar los recovecos más íntimos de mis pulmones, recordé que no sabía nadar.

Él me arrastró hasta la orilla y allí, sobre la arena de la playa, me hizo el boca a boca.

Cuando recobré el sentido y el aliento, no pude decir otra cosa que “Vale, tú ganas. Pero que no se enteren los guionistas”…


5 comentarios:

Juan L. Trujillo dijo...

...pero menudo era Billy Wilder. Como par no enterarse de lo que pasaba en los rodajes.

d:D´ dijo...

El amor sucede en los momentos más difíciles y es cuando valoramos todos los principios, incluso los de una gran amistad.

Y qué bien conoce, Juan L., los entresijos tras la claqueta; como buen cinéfilo. Supongo

Alís dijo...


Hay cosas que no se pueden ocultar... Ni debieran.

Besos

Maga h dijo...

Cuando el agua llega al cuello... o a los pulmones.

Más claro, agua dijo...

El amor no conoce fronteras ni metrajes...