14 marzo 2006

Día del Árbitro


Este pasado domingo se ha celebrado en todos los campos de fútbol de primera división el Día del Árbitro. Dicen las malas lenguas, repito, las malas lenguas, que es porque el próximo día 19 no podrán celebrar el Día del Padre (como no lo conocen…). Los mismos han sugerido llamarlo el “Día de la Madre… que los parió”.

La celebración consistía en que los jugadores de los dos equipos le hicieran ‘pasillo’ al árbitro a la salida al campo y todos aguantaran las ganas de darle unas collejas cuando pasara a su lado. Los árbitros, envalentonados por la celebración, y vaya usted a saber si por los ríos de cava que se habrían bebido antes, señalaron el doble de penaltis que en cualquier otra jornada y expulsaron también a más del doble de jugadores. Tuvieron que hacer fotocopias en color de las tarjetas porque se les gastaban enseguida. “Aquí el protagonista soy yo”, decía uno, “así que tú a la calle”. Un poco más y celebran su día como la onomástica de Onán: en solitario…

Los árbitros estuvieron acompañados, en los prolegómenos del partido, por niños vestidos como ellos oficiando la ceremonia del sorteo de campos y el saque de honor. Pobres niños. A mi generación sólo nos castigaban sin postre o sin ver la televisión…

¿Y los linieres? ¿Para cuándo el Día del Linier? Estos sí que sufren. Todo el día pegados a la banda, como un latin king cualquiera, y haciendo gestos ostentosos con un ridículo banderín de colores chillones, como si estuvieran aparcando un avión o anunciando la nueva colección de pañuelos de Agatha Ruiz de la Prada. Y lo estirados que se quedan cada vez que pitan un fuera de juego. Yo creo que levantan tanto el banderín para que quede claro que no se les ha metido por el…

En definitiva, está muy bien esto de celebrar el Día del Árbitro. Seguro que el Corte Inglés ya tiene pensado algo para el año que viene: silbatos con politonos, agendas electrónicas para sustituir a esas libretillas tan cutres que sacan para apuntar las tarjetas, camisetas de Jordi Labanda para sus linieres (la-banda, ¿lo pillan?) y ofertas de vacaciones entre semana para esos días en los que prefieres que no te vea nadie… Ya sólo falta que inventen el Día del Jefe Sin Escrúpulos, el Día del Coche en Doble Fila, el Día Sin Cambios Para Tabaco y el Día del Euribor Disparado para completar una Semana Fantástica de los Horrores en la que el suicidio se convierta en la única salida honrosa.

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