Qué cosas: dos años a vueltas con la sequía, con las campañas de publicidad para fomentar el ahorro de agua en los hogares y con las imágenes de los embalses que parecían el rostro que aparece en la fotografía del “antes” en los anuncios de Corporación Dermoestética… Dos años seguidos y, en un momento de nada, medio país está inundado. Sólo en Sevilla cayeron ayer hasta 83 litros por metro cuadrado. 83 litros… En un metro cuadrado… ¡Eso sí que es un charco en condiciones!
Hay que ver los hombres del tiempo (que se llaman así aunque sean mujeres) lo contentos que se ponen cuando se acerca una borrasca… Ni que fuera el sobre con su paga extra… Claro, tanto tiempo anunciando sol y calor, sol y calor, y más sol y más calor que, a nada que ven unas manchas blancas en la imagen del satélite se ponen tensos: “Una de dos: o eso es una borrasca o tengo cataratas”. Y cuando se confirma que es una borrasca, ahí les tienen, tan alegres que les falta tiempo para hacer el programa desde la calle, con un paraguas y los papeles en una mano, el micrófono en la otra y calándose hasta los tuétanos porque la lluvia cae de lado por culpa del viento. ¿Y total para qué?:
“Vean, está lloviendo”
“Pues sí, ya lo veo, está lloviendo y tú empiezas a parecer una participante en un concurso de camisetas mojadas”
Tampoco faltan en estos reportajes las imágenes que hace años podían calificarse como “curiosas” y que ahora ya son más repetitivas que el sorteo de la Lotería de Navidad: la señora tapándose la cabeza con una bolsa del supermercado sin reparar en que un minuto antes llevaba ahí el pescado, el hombre con el pelo chorreando y pegado a la cara que mira a cámara con cara de gilipollas y dice “yo acababa de lavar el coche esta misma mañana”, y el que, invariablemente, dice “esto’s mu güeno pal campo”. ¿Y él qué sabrá? ¿Se referirá a Alcampo, que les falta tiempo para sacar a la calle los cajones con paraguas de esos de Todo a Cien e hincharse a vender? ¡Ah! Y se me olvidaba mencionar al sevillano de pro que, sacando pecho, proclama aquello de que “La lluvia en Sevilla es una maravilla” pero luego siempre pide cerveza en el bar, no agua.
Puestos a quedarnos con un refrán, yo prefiero ese de “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Es ideal para convencerte de que, como está lloviendo, es mejor quedarse en la cama, no vayas a salir haciendo el ridículo bajo la lluvia en cualquier informativo.
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