(Por imperativo legal me veo en la obligación de hacer pública esta carta que me remite mi padre vía juzgado de guardia):
Querido hijo:
La próxima vez va a ir a Sevilla tu padre (el auténtico).
Vale que fueran los únicos días libres que tenías para dejarnos el apartamento. Vale que en un descuido hubieras olvidado pagar la factura de la luz, ésta la tuvieras cortada y no funcionara el aire acondicionado. Vale que te hubieras tenido que llevar a la playa todas las cervezas de la despensa porque tenías que celebrar tu cumpleaños con tus amigos y, naturalmente, te tocaba pagar a ti. Vale. Todo vale. Pero, so mamón, ¡por lo menos, avisa!
Cuando nos presentamos tu madre y yo en Sevilla el pasado lunes y vimos los termómetros marcando 44, pensamos que hacían referencia a los grados de la bebida alcohólica que se anunciaba en el panel superior. Cuando vimos todas las fuentes públicas llenas de gente chapoteando pensamos que todavía continuaban las celebraciones por lo de la copa de la Uefa aquella. Cuando vimos a la gente resguardándose con paraguas y sombrillas por la calle, pensamos que era una nueva campaña del Ministerio de Medio Ambiente con motivo de la sequía. Pero cuando salimos del taxi y una mano invisible nos taponó la garganta y la nariz… ¡eso se avisa, so mamón!
Tu madre cayó fulminada a la acera presa de una fulminante lipotimia y yo caí encima de ella tras resbalarme con mi propio sudor. El taxista, que fácilmente podría ser tu auténtico padre por lo mamón, no quiso bajarse del coche a ayudarnos y se fue con su aire acondicionado y nuestras maletas.
Por lo demás, han sido tres días muy agradables. El primer día conocimos la comisaría de policía del barrio (donde te hemos puesto una denuncia por maltrato) y el despacho del mejor notario de toda Sevilla (donde te hemos desheredado). También hemos conocido la sala Vip de la estación del AVE (donde nos hemos instalado los dos últimos días después de cambiar la cerradura de tu apartamento para que no puedas entrar cuando vuelvas y te tengas que venir aquí a comprobar lo cómodos que son los taburetes para dormir).
Y por si se te ocurre la feliz idea de venir a pedirnos explicaciones, que sepas que ya no vivimos en Bilbao. Nos hemos mudado a… a ti te lo voy a decir, ¡so mamón!
P.D.: Tu madre se acuerda mucho de ti y de tu padre (el auténtico).
No hay comentarios:
Publicar un comentario