16 abril 2008

Personas humanas (y IV)

¡ANIMALES! (mejorando lo presente)

Los animales son esas cosas que salen en los documentales de La 2 mientras echamos la siesta. Por lo general son todos bastante feos y desagradables pero, oye, nos hacen gracia… Por eso se inventaron los zoológicos… Para pasar una tarde muerto de risa con las payasadas de los monos, viendo hacer pis a un elefante, con las palabrotas que sueltan los loros… Todo muy divertido, pero… ¿qué pensarán los animales?...

El mono estará encantado con la marcha de su negocio de anís… El elefante, deseando jubilarse para dejar de escuchar las típicas bromitas a cuenta del tamaño de su trompa… El león, como rey de la selva, no querrá saber nada de reformas sucesorias en la Constitución… Y la jirafa, hipocondríaca perdida, rezando para que nunca tengan que ponerle un collarín…

Lo más cerca que he estado yo de un animal fue un día que compré unas cortezas de cerdo… Qué le voy a hacer, no me gustan los animales y punto… Bueno, para ser más exactos: de todos los animales que existen, el único que me gusta es el jamón serrano. No tienes que sacarlo a pasear, no tienes que ponerle un nombre ridículo y nunca se queja por nada. Si acaso en alguna ocasión le pones un poco de aceite y tomate sobre la tostada y él tan feliz. Y tú, ni te cuento…

¡A JUGAR! (qué apostamos…)

Hay quien sostiene que los seres humanos nos parecemos a los animales en lo mucho que nos gusta jugar. Yo a ciertas personas les encuentro más parecidos con los animales, pero tampoco es plan de ponerse a señalar…

A mí me parece que no es que nos guste jugar. Lo que realmente nos gusta es ganar. Salvo que seas del Barça, que a estas alturas te das con un canto en los dientes con un empate…

Juegos hay muchos, y a cual más enrevesado… El Sudoku, por ejemplo… Pero si es más fácil cuadrar la Declaración de la Renta para que te salga a devolver… O Los Chinos… Yo pensaba que consistía en entrecerrar los ojos, reírse mucho y hacer fotos sin parar… O sea, una cosa muy ridícula… Pero no. Se trata de adivinar cuántas bolitas tenemos escondidas en las manos… Más ridículo todavía… Y seguro que los chinos auténticos no tienen bolitas ni en los jerseys de lana…

Los únicos juegos que merecen la pena son los que vienen con la Playstation. Los practicas delante de la tele, en calzoncillos, con una cerveza y sin sudar. Como el fútbol…

SONRÍA, POR FAVOR (las mejores fotos de nuestra vida)

Decían los indios que si alguien te hacía una foto te estaba robando un trozo de alma. No lo sé. Lo que sí es seguro es que se está garantizando el reírse de ti dentro de unos años…

Y eso que antes de que existieran las cámaras digitales, eso de hacer fotos no era tan fácil… Había que poner el carrete, enfocar, calcular la distancia, calcular la luz, buscar el mejor encuadre, que no tuvieras el sol de frente… Al final, cuando conseguías hacerle una foto a tu hijo recién nacido, a éste le había dado tiempo de volver de la mili…

Ahora es distinto. Todo el mundo tiene una cámara digital y puede hacerte una foto en cualquier momento. Antes te hacían fotos sólo en ocasiones señaladas. Ahora, con las cámaras digitales, no tienes tiempo para tener ocasiones señaladas porque estás posando a todas horas…

“¿Y tú, niño, qué quieres ser de mayor?”
“Yo, El Amigo Invisible, para no salir en más fotos…”

CUANDO CALIENTA EL SOL (a pesar de Giorgie Dann)

Para los más despistados hay que empezar aclarando que la playa es ese espacio de arena que hay entre el mar y el chiringuito. La playa también es ese sitio donde va el 60% de la población cuando se convoca un referendum para aprobar un Estatuto de Autonomía… Luego está Benidorm, que por la noche es una playa y por el día… gente.

En la playa sólo tienes dos opciones: la peste del olor a sardinas o la peste del olor de la crema solar. Con la crema solar no te dan cerveza, así que la elección es fácil… Y es que, si no existieran los chiringuitos, hace tiempo que las playas se habrían convertido en aparcamientos.

Sin embargo, todavía hay quien reniega de los chiringuitos porque dicen que están llenos de suciedad y de bichos: que si avispas, mosquitos, cuarentones en tanga… En todo caso, siempre serán bichos menos peligrosos que un niño con una pelota de Nivea, un abuelo con Parkinson intentando clavar una sombrilla o un madrileño aprendiendo a hacer windsurf…

Así que mucho ojo con lo que decís, que luego llega por sorpresa la típica tormenta de verano a las doce del mediodía y en el chiringuito no vamos a dejar entrar a cualquiera…



(NOTA: Termina aquí la primera entrega de “Personas humanas”. Quedan muchos asuntos por analizar, claro. Si estás interesado en que hablemos de algún tema concreto (el desayuno de los funcionarios, la relación entre el transporte público y la tercera edad, los urinarios de diseño… en fin, lo que se te ocurra), no tienes más que solicitarlo. En próximas entregas iremos satisfaciendo vuestras peticiones siempre que no tengamos que infringir ninguna ley…)

6 comentarios:

Merce dijo...

Comparto contigo, mi no gusto por los animales, y mi sí gusto por los chiringuitos, vamos yo la arena ni la piso, y lo de meter los pies en el agua...pues tampoco...en todo caso, un barreñito con agua y sal, en casa y sentada en el sofá....y sólo si se me han hinchado los pies...

Anónimo dijo...

Ay.. que tierno ver cómo ha incluído a los animales en este monográfico sobre las "pelsonas humanas". Se nota que comparte la idea del papa, que dignificó a los animalitoso otorgándoles un hálito divino. :P:P

Más claro, agua dijo...

Merce, somos personas humanas de buenas costumbres ;-)

Mesalina, ¿te refieres al "papa" como persona humana o como animal de compañía? ;-)

Luna Carmesi dijo...

Pensé que ibas a crear un subcapitulo dentro del apartado de animales dedicado a Politicos...

Supongo que lo pensaras para la edición revisada!!
;-)
:-D

Uno dijo...

Yo tampoco le tengo mucho apego a los animales. Cuanto más lejos con sus pelos y babas mejor.

Has comentado el sentido del olfato en las playas... como tarea pendiente te pongo los sonidos de la playa... se oye cada cosa. Aunque muchos el que más gastan en tan veraniego sitio es el de la vista.

Saludos

Más claro, agua dijo...

Ya lo he pensado, Luna: el post de mañana hablará de políticos (¿como animal de compañía?, quizás :-)

El sentido de la vista, uno, se agudiza en la playa, tienes razón. Y el del tacto, y no por lo que estás pensando, sino por todo lo contrario: a más de uno le llueve una bofetada por excederse con la vista :-)