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13 abril 2018

#BEERNES 65 – LA MALDICIÓN DE ROTHKO



Poco antes de la medianoche, el ciudadano Juan Francisco K. acudió a la comisaría de su barrio para hacer entrega a la policía del cuadro “Centro blanco” de Mark Rothko y confesar que lo había robado hacía unas horas. El declarante presentaba heridas en numerosas partes de su menudo cuerpo.

Interrogado tanto por su repentino arrepentimiento como por su lamentable aspecto, K. dijo que en el origen de todo aquel malentendido estaba su esposa, un ama de casa y madre de familia ejemplar pero con un enfermizo gusto estético por la Escuela de la Bauhaus.

Según su propia declaración, cuando llegó a casa y su mujer vio el cuadro, le gritó “¡Valiente mierda de Rothko! ¡Animal, te dije un Paul Klee!”, para acto seguido atizarle en la cabeza con una silla Breuer y terminar de rematarlo en el suelo con un sillón Walter Gropius, ambos, eso sí, adquiridos de manera legal y de los que podría mostrar las facturas correspondientes si fuera necesario.

“Pero, alma de cántaro”, le respondió el policía, “¿a quién se le ocurre? Si cualquier crío de cuatro años es capaz de concluir por sí mismo que un Rothko no es más que un Mondrian desteñido… Y aunque ambos beben de la fuente de Klee, se necesitan unas gafas bien oscuras para confundirlos…”

“Lo sé, señor agente”, reconoció el hombre haciéndose cada vez más pequeño tras el mostrador de la comisaría. “Pero mi vida es muy monótona. No hacemos más que vivir entre el expresionismo alemán y el constructivismo ruso, ahí, cada semana uno… Y eso mata a cualquiera…”

“Le entiendo, amigo. Sólo hay una solución para eso”, concluyó el policía. “¿Cuál?...” “Robe un Klimt para su señora”. “¿Que robe un Klimt?...” Sí, un Klimt, un Gustav Klimt… Ya sabe, simbolismo austriaco, mucho aire romántico y ornamento dorado, eso les encanta a todas…”

El hombre, que estaba empezando a recuperar su tamaño original, todavía pequeño pero el suyo original, siguió preguntando: “Ya sé quién es Klimt pero, ¿me está usted, un policía, incitando a que robe?...”

“Querido amigo, el error de muchos ladrones frente al público y la justicia está en no haber robado lo suficiente para disimular el robo… Y no lo digo yo, sino el prestigioso escritor italiano Carlo Dossi… Por lo demás, yo no soy policía. Estoy aquí esperando para denunciar a la FNAC. Les he pedido el último libro de George Orwell y me han intentado vender uno de 1984 ¡nada menos!...”

16 marzo 2018

#BEERNES 62 – PLAGIO



Hacía tiempo que teñirse las canas había dejado de ser una de esas anotaciones obligadas en su agenda mensual. Le gustaba su melena blanca y dedicaba el dinero ahorrado en tintes a comprar libros. El último de ellos: una edición de bolsillo de “El Aleph” de Borges.

Con todo el día libre por delante, decidió acercarse al parque del Retiro a disfrutar de su nueva lectura. Eligió una mesa en una terraza junto al estanque, pidió una cerveza y abrió su libro por el primero de los cuentos.

No había llegado siquiera a la página 15 cuando notó a su lado la presencia de un hombre trajeado y con maletín. Se presentó como abogado y, de manera muy educada, le comunicó que tenía órdenes de denunciarla. “Le acuso de plagio”, le dijo. “¿Plagio?”, preguntó ella entre extrañada y temerosa de lo que pudiera hacerle aquel loco…

Efectivamente, según le explicó el abogado, aquella mujer, con su melena blanca y el libro de Borges entre las manos, estaba plagiando a su clienta María Kodama. Y ésta era muy mirada para esas cosas.

“Sólo le queda una opción para no ser denunciada”, añadió el abogado. “Cambie el libro de Borges por una lata de tomate de la marca Campbell’s. De esta manera, en vez de a María Kodama estará usted plagiando a Andy Warhol, pero ese no es cliente mío”…

02 marzo 2018

#BEERNES 60 - LA ESCALERA DE KIEFER



El desconcierto primero y la indignación después camparon ayer a sus anchas por las amplias y nobles salas del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Muy felices se las prometían sus patronos cuando, ya desde hace meses, venían anunciando la exposición de una de las obras cumbres del artista alemán Anselm Kiefer, concretamente la titulada “Siete palacios” y más conocida como “La escalera de Kiefer”.

El lienzo, de casi cuatro metros de alto y tres de ancho, está inspirado por la Cábala y muestra el camino hacia la sabiduría, representado por unos peldaños donde reposan libros quemados.

Inexplicablemente, algo debió suceder a la hora de negociar el traslado a Bilbao de la obra porque lo que realmente apareció en la capital vasca no fue la escalera de Kiefer, sino una escalera de Ikea vulgar y corriente como la que muestra la fotografía.

El director del Museo sigue ingresado en el hospital de Basurto. No, como se dijo en un principio, por el shock sufrido al presenciar la supuesta valiosa obra, sino por el infarto que le produjo el esfuerzo de montar la puñetera escalera con una simple llave Allen.

23 febrero 2018

#BEERNES 59 - EL GORDO Y EL FLACO



A Forges, eternamente agradecido. Gracias, maestro.

Doscientos heridos, ciento veinte contusionados y más de treinta personas ingresadas en Urgencias en estado de enajenación mental es el balance provisional tras los altercados producidos al inicio de la primera sesión del ciclo Los Mejores Diálogos de “El Gordo y El Flaco”.

Según testigos presenciales, la batalla campal desencadenada ayer en la sala principal del Cine K tuvo como origen la aparición en pantalla de dos críticos de arte en vez de los esperados Laurel y Hardy.

En la proyección, los dos críticos se presentaban como admiradores de las obras de Fernando Botero y Alberto Giacometti, respectivamente, e ironizaban, en su primer diálogo, sobre la falta de criterio estético en la elección de las formas en Modigliani:

—Es un quiero y no puedo eso de pintar gordos alargados…

—Parecen caricaturas de El Greco…

Al grito de “¡El color mató al cine en blanco y negro!”, un grupo de alterados cinéfilos comenzó a arrojar contra la pantalla botes de pintura blanca y negra. A ellos se unió otro grupo que gritaba “¡La palabra mató al cine mudo!” y lanzaba al aire tomos del María Moliner con las páginas arrancadas. En medio del caos, también mezclados entre los asistentes, una docena de monologuistas improvisaban chistes sobre los acomodadores en los cines X y dos ancianos disfrazados de Harold Lloyd intentaban quemarse a lo bonzo el uno al otro persiguiéndose por toda la sala.

Hasta la llegada de la policía, tan sólo un joven bibliotecario trató de imponer la calma y el silencio pero, a la vista de su escaso éxito, aprovechó la confusión para subir al escenario y apuntar unos pasos de baile del número central del musical “Billy Elliot”.

Mientras tanto, en la última fila del cine, ajenos a la algarada, una pareja de enamorados comentaban embelesados la lista de conservantes de su bolsa de palomitas.

Al cierre de esta edición, fuentes oficiales admitían que estaban barajando la posibilidad de convertir los Cines K en una nueva sede del Museo Guggenheim aprovechando el estado de absoluta deformación en que habían quedado las estructuras del edificio.

07 abril 2017

MALDITO ESCALÓN


La semana pasada se falló el premio de microrrelatos que convoca, con carácter bienal, la empresa de ascensores IASA. En esta ocasión, se trataba de escribir un microrrelato con menos de quinientos caracteres y que contuviera la expresión “maldito escalón”.

Dada mi experiencia en ascensores (ver entrada del blog del viernes pasado), no dudé en presentarme. Lo mismo pensaron, según cifras oficiales, más de cinco mil escritores.

Una vez conocido el fallo del jurado, debo adelantar que mi microrrelato no resultó ganador pero sí finalista. De los cinco mil presentados, estuvo entre los veinticinco mejores. Yo ya lo considero un premio.

Mi microrrelato se titulaba KLIMMEN EN DALEN (*) y decía:

El diseño de aquel dibujo hacía días que se le resistía y le impedía conciliar el sueño. Su mujer, sin embargo, no dejaba de animarle: “No vayas a amargarte por ese maldito escalón torcido, hombre. Sigue dibujando por donde lo habías dejado, termínalo de una vez y vuélvete pronto a la cama, querido Escher”.

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(*) “KLIMMEN EN DALEN” significa “Arriba y abajo” y es el título de la famosa litografía de la escalera de Escher.



 

04 marzo 2015

ARCOhólicos Anónimos


Si en ARCO venden por 30.000 euros un vaso medio lleno/vacío de agua, ¿por cuánto vendo yo esto?...

26 diciembre 2014

Microrrelato Express #180


Las autoridades se extrañaban de que, años después de su inauguración, todavía hubiera quién no supiese escribir correctamente guguenjeín.


09 junio 2014

Yo lo he visto… (39)


Acostumbrado a estar colgado en frías paredes, en esquinas de pasillos que nunca eran de paso, junto a salidas de emergencia por donde nadie salía…

Acostumbrado a ser el hazmerreír de niños y mayores en las exposiciones de arte contemporáneo, donde los visitantes jugaban a confundirlo con una de las obras de la colección…

Cuando le colocaron en aquel escenario de blancas cortinas de encaje y macetas con flores que despedían hipnóticas fragancias…

Pues lo normal: aquel extintor salió huyendo, claro.


25 noviembre 2013

Yo lo he visto… (17)


Llama la atención que, para anunciar la prohibición de fijar carteles en una pared, atornillen un cartel en dicha pared…

Llama la atención también que el cartel haga responsable a la empresa anunciadora… Y no lo firme nadie…

Y llama, por último, la atención, la ausencia de signos de puntuación… Falta un punto y seguido en la primera línea, dos puntos en la segunda y un punto y final en la tercera. En total, cuatro puntos. Los mismos que les faltan a las letras “I” del texto…

¿Nos encontramos ante un mensaje críptico cuyo autor procede de una civilización de inteligencia superior? ¿Es, acaso, una obra de arte urbano que contiene un mensaje de denuncia de las contradicciones en que está inmersa la sociedad moderna? ¿O se trata, por el contrario, de la última iniciativa atropellada y sin consensuar de nuestro querido ministro de Cultura?

Demasiadas incógnitas. Creo que alguien debería fijar un cartel explicativo en la pared para sacarnos de dudas…


16 agosto 2013

Yo lo he visto… (3 de 5)


Desde que, a raíz de la Operación Malaya, supimos que Juan Antonio Roca albergaba obras de arte en las paredes de su cuarto de baño, parece que nadie quiere resistirse a la tentación de presumir de lo mismo…


20 junio 2013

Microrrelato Express # 166


Años de sesuda investigación arqueológica para acabar descubriendo que los hijos de nuestros más ancestros antepasados ya incurrían en la chiquillada de pintar las paredes…